El Museo Provincial de Historia Natural (MPHN) deLa Pampa anunció que un grupo de observadores naturistas avistó un ejemplar de aguará guazú, el más grande de los zorros sudamericanos, tras 200 años de ausencia en ese territorio, lo que consideraron «una gran noticia» que «da cuenta de un incipiente regreso de la especie a la provincia que habitó hasta el siglo XIX».
En un video que compartieron en sus redes sociales, que fue registrado el 31 de agosto, se observa al animal en solitario y en un estado apacible, en medio de un campo del noreste de La Pampa. Según indicaron, desde mayo circulan imágenes de los primeros avistamientos y pidieron a la población que, en caso de encontrarlo «simplemente lo observen», dada la vulnerabilidad de la especie. «Hemos decidido dar a conocer la noticia con el objetivo de evitar consecuencias indeseadas», subrayaron.
«Es importante que dejemos que la naturaleza haga lo que sabe hacer, así como el aguará guazú sabe que ésta es también su tierra», destacaron desde el Museo.
Acerca del aguará guazú
El aguará guazú, que en guaraní significa «zorro grande», representa un animal sagrado envuelto de espiritualidad para algunas culturas nativas como los tobas y mocovíes. Para los criollos, el aguará guazú encarna la leyenda de lobizón. Sin embargo, en la mitología toba es un ser protector y padre de todos los perros. Con presencia en las provincias de Corrientes, Formosa, Chaco, el norte de Santa Fe y Córdoba, este de Santiago del Estero y sur de Misiones, está catalogado como especie amenazada en el país, donde décadas atrás supo tener una «amplia distribución».
Es omívoro y caza de manera oportunista ratas, armadillos, cuises, aves, otros pequeños vertebrados e insectos, complementando su dieta con frutos silvestres. La hembra atrae al macho mediante vocalizaciones. La gestación se extiende de 62 a 66 días, con camadas compuestas por 1 a 5 crías (mayormente 2).
«Tiene una coloración rojiza, crin negra, orejas grandes y una manera de caminar muy particular, desplazan sus dos patas de un lateral al mismo tiempo. Es una especie muy linda, muy emblemática», señaló el director del MPHN, Daniel Pincen, en diálogo con Télam. Y expresó que este ejemplar «puede ser un juvenil o adulto que se viene desplazando desde los núcleos poblacionales establecidos del oeste de la provincia de Buenos Aires y del sur de Córdoba, limítrofes con La Pampa».
La especie está protegida a nivel nacional, mientras que su caza y comercialización está prohibida por la Ley Nacional 22.421 de Conservación de la Fauna.
En ese contexto, sostuvo que ver un ejemplar de aguará guazú allí después de tantos años «es una gran noticia». «Ojalá que todos podamos colaborar desde nuestro lugar para que la especie pueda volver a establecerse», agregó.
«Estamos hablando de una especie que supo ser muy habitual en La Pampa, donde los últimos registros datan del siglo XIX», recordó Pincen. Y relató que su desaparición en la provincia comenzó «cuando los pastizales se comenzaron a convertir en tierras de cultivo, se empezó a talar el bosque de caldén para explotación forestal y Mendoza y San Juan comenzaron a modificar los cursos de los ríos».
«Estos cambios en su hábitat hicieron que no tengamos noticias de la especie en tantos años. Aún así, con los pequeños relictos de pastizales y humedales que todavía hay en el noreste de la provincia evidentemente la especie encuentra condiciones para retornar a lo que ha sido su lugar en otros tiempos», agregó.
La especie está protegida a nivel nacional, mientras que su caza y comercialización está prohibida por la Ley Nacional 22.421 de Conservación de la Fauna.
Antecedentes históricos y culturales del aguará guazú
De acuerdo con el MPHN,el primer registro del aguará guazú en La Pampa y zonas limítrofes data en 1806, en las anotaciones que Luis de la Cruz realizó en su diario de viaje. El explorador de nacionalidad chilena «se valió de las descripciones del Cacique Manquel y su esposa Puelmanc en la ribera del río Chadileuvú, muy cerquita del arroyo Potrol y Limay Mahuida». El nombre indígena que le asignaron por etonces fue Oop.
Más adelante, en 1881, hay registros de la presencia del aguará guazú entre las especies de mamíferos en la ribera de los ríos Coli y Kürrü leuvú (Colorado y Negro). En tanto, en 1923, describe también el Museo, «don Quintino Toledo deja su testimonio del mismo animal por el sur de San Luis en un trabajo publicado en 1961», y en 1938, un tal «Vignati» dio cuenta «del nombre Huelquén con el que los Tehuelche nombraban al animal y el topónimo del río Quequén».
Su presencia en La Pampa está relacionada con «el agua, los ríos, las lagunas, los humedales y los pastizales naturales», sostuvo la institución.