Gladys, la orca revolucionaria, que estaría liderando ataques contra embarcaciones
El cetáceo es furor en las redes sociales por los daños que ha producido a embarcaciones en las costas españolas; pero no se trata de un solo animal, sino de 15, y no todo lo que se cuenta de ellos es cierto.
La orca Gladys existe, aunque no hay una, sino 15. La que se ha hecho famosa en los últimos días en Internet, dando lugar a todo tipo de memes y publicaciones, por causar destrozos e incluso hundir yates en las costas españolas, es en realidad la que los científicos llaman Gladys blanca, la más adulta del grupo. Pero en esa misma comunidad, existen ejemplares juveniles como Gladys gris, Gladys negra, Gladys pequeña…
Estos animales muestran desde hace unos tres años un comportamiento muy inusual con los barcos, causando a veces importantes daños. Los científicos apuntan a diferentes hipótesis para explicar las embestidas de las orcas.
¿Por qué están atacando?
Hasta la fecha no hay consenso sobre lo ocurrido. Podría tratarse de:
1.Mala experiencia. En un artículo publicado recientemente por la revista especializada Marine Mammal Sciencerealizaron un seguimiento a una orca llamada White Gladis. Debido a que se trataba de la única hembra madura implicada, los autores del estudio especularon sobre la posibilidad de que hubiera sufrido un accidente con un barco, un episodio que no habría olvidado. Es lo que los biólogos llaman ‘situación aversiva’, “cuando uno o varios individuos han vivido una mala experiencia y tratan de parar el barco para no repetirlo”.
Alfredo López, biólogo de la Coordinadora de Estudios marinos y miembro del Grupo de Trabajo Orca Atlántica (GTOA), aseguró que se trata de un fenómeno reciente que pudo tener su origen en un evento traumático. “Las orcas están haciendo esto a propósito, por supuesto, no sabemos el origen ni la motivación, pero el comportamiento defensivo basado en el trauma, como origen de todo esto, cada día cobra más fuerza para nosotros”, dijo el biólogo.
2.Comportamiento autoinducido: Es posible que se trate de un simple ‘juego’ que hayan aprendido por ensayo/error. Inventan algo nuevo y lo repiten en varias ocasiones.
“No sabemos cuál puede ser la correcta, incluso aceptando la hipótesis aversiva como válida, desconocemos cuál pudo haber sido el estímulo desencadenante”, afirma Alfredo López.