La muerte de un padre siempre es dolorosa para sus seres queridos. En el caso de Najin, su hija, y Fatu, su nieta, las dos últimas de su especie, la noticia no fue menos dura. Sudan falleció por causas naturales en 2018 en la reserva natural de Kenia. Fue un rinoceronte blanco explotado en circos por años en el país que le dio nombre. Tras ser rescatado, se hizo famoso en todo el mundo y se ganó un retiro vitalicio en los pastizales amplios y silenciosos del norte de África.
Tras su partida, el planeta entero enlutó: él era el último rinoceronte blanco macho restante del mundo, dejando a su paso a Najin y Fatu solas. Podría ser una noticia lastimosa el hecho de que los dos rinocerontes blancos del norte que quedan en el mundo sean hembras. Esto indicaría, en un primer momento, que no podrán reproducirse nunca más. Más aún: que cuando los dos ejemplares restantes fallezcan, la especie desaparecerá de la faz de la Tierra por completo.
Kenia ha desplegado a militares para que protejan a las dos hembras de los cazadores furtivos, conflictos armados y tráfico ilegal de animales, principales responsables de su desaparición.
Si bien la muerte de Sudan, el último Ceratotherium simum cottoni macho en su especie, cerró la posibilidad de restablecer a la especie de una manera natural; un haz de luz pequeño, sin embargo, se abre para estas dos hembras.
Después de declararse como funcionalmente extinto, la única esperanza del rinoceronte blanco del norte para recobrar su población está puesta en el avance de la ciencia y la fertilización in vitro. Comúnmente conocidas como FIV, se han desarrollado nuevas técnicas de fertilización que permitirían gestar nuevos bebés de esta especie. Hoy, todavía se conservan muestras de espermatozoides de machos muertos en biobancos, lo que permitiría que las dos hembras puedan embarazarse eventualmente.
A comienzos del siglo XX, no había más de 100 rinocerontes blancos en el mundo. En la actualidad, contamos con 20 mil ejemplares de esta especie en el sur del continente africano. Sin embargo, sus primos del norte no corren la misma suerte. Aunque ésta es una realidad palpable para Najin y Fatu, la ciencia sugiere que aún podemos ayudarlas a concebir de manera artificial.
La única esperanza del rinoceronte blanco del norte para recobrar su población está puesta en el avance de la ciencia y la fertilización in vitro.
Con el Programa Rhino Fertility Project en la Universidad de Oxfordprogram se pretende ayudar a resolver el problema en el que Najin y Fatu se encuentran actualmente. El objetivo es utilizar tejido de ovarios de rinocerontes hembras fallecidas para cultivar muchos huevos, que puedan ser fertilizados desde un laboratorio.
De esta manera, es posible que el rinoceronte blanco del norte pueda salvarse y restablecer su población poco a poco. Además, esta técnica podría extenderse a otras especies amenazadas, que necesitan recuperarse de la extinción.
Es nuestro deber, como seres humanos, proteger la vida en todas sus expresiones.
No esperemos que más especies lleguen a este punto de no retorno, para disponer su custodia.
Protejamos la biodiversidad.
¡Somos naturaleza!