Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. Y mucho menos si se conoce la importancia de la polinización de plantas nativas, en el ámbito de una universidad pública que se vuelve un reservorio verde en medio del cemento.
“Conozca a los visitantes florales” es una iniciativa desarrollada por docentes y becarios de la Cátedra de Botánica General de la Facultad de Agronomía de la UBA, que apunta especialmente a la difusión de información sobre la diversidad de animales que interactúan con las plantas nativas de los corredores biológicos construidos en el predio de la facultad.
La abeja es el ser vivo más importante del planeta y está en peligro de extinción.
“Es un predio donde no sólo hay estudiantes y docentes, sino que la comunidad lo usa mucho como espacio verde. Es un espacio académico público. El proyecto comenzó con la iniciativa de poner canteros de plantas nativas que actúan como corredores biológicos. Veíamos que la gente se acercaba a estos canteros y siempre decíamos ‘qué pena que quede como algo meramente estético’. Quisimos hacer extensión y que el vecino que viene al predio sepa de las relaciones que se dan en estos puntos verdes”, dice Juan Ignacio Agüero,
Se instaló entonces, la cartelería que explica quiénes son los “visitantes florales” protagonistas de esta propuesta: distintas especies de abejas, mariposas, picaflores, moscas de las flores, escarabajos, entre otros. Están ahí, a simple vista. Solo hay que detenerse a observar. Estos seres recolectan néctar y/o polen como fuente de alimento, y al hacerlo transportan polen de una flor a otra. La polinización es fundamental para la reproducción de plantas nativas y cultivadas, así como para la obtención de muchas frutas y verduras.
Las abejas son esenciales para la producción de alimentos – casi el 70% de la agricultura mundial depende exclusivamente de estos insectos-, y claves para la regeneración de los bosques.
Estos insectos, son esenciales para la producción de alimentos – casi el 70% de la agricultura mundial depende exclusivamente de estos insectos-, y claves para la regeneración de los bosques. Y, lamentablemente, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), casi el 40% de los polinizadores invertebrados están en peligro de desaparecer.
Las poblaciones de abejas han disminuido en las últimas décadas debido a la pérdida de hábitat, las prácticas agrícolas intensivas, el cambio en los patrones climáticos y el uso excesivo de productos agroquímicos como los pesticidas entre otras actividades humanas..
Los “hoteles para insectos” se han convertido en tendencia y su presencia en las plazas de grandes ciudades, jardines y huertos domiciliarios de distintos países del mundo es cada vez más común.
Una de las maneras en las que podemos ayudar a reducir nuestro impacto sobre estos insectos, es propiciarles refugios artificiales donde puedan alimentarse y reproducirse: los hoteles para abejas.
Aunque puede sonar extravagante, los “hoteles para insectos” se han convertido en una tendencia y su presencia en las plazas de grandes ciudades, los jardines y huertos domiciliarios de distintos países del mundo es cada vez más común por los beneficios que aportan a las plantas y a los cultivos en general.
La ciudad de Nueva York por ejemplo, inauguró recientemente una serie de hoteles y búnkeres para abejas nativas en riesgo en plazas públicas y calles, donde contarán con vegetación para su alimentación y otros polinizadores.