En el mes que se conmemora el Día de la Amazonia (5 de septiembre), la parte brasileña de la mayor floresta tropical del planeta tuvo 12.133 focos de incendio, más del 70% de lo registrado el mismo mes del año pasado. Es por esto que queremos destacar y reivindicar la lucha de los pueblos originarios, personificada en una valiente joven activista.
Nacida en el corazón de la selva amazónica, la joven activista ambiental Txai Surui, de 24 años, salió de su pequeña aldea en el estado de Rondonia (Brasil) para defender la causa de los indígenas en en la COP 26 en Glasgow y advertir de la deforestación que tiene lugar en su país.
La sucesión del famoso líder indígena Raoni parece estar en muy buenas manos. Las palabras de la nueva cara de la defensa de las tierras amazónicas, a pesar de su corta edad, suenan tan fuerte como las del gran jefe del pueblo Kayapó en su época de esplendor.
Invitada a pronunciarse en la ceremonia de apertura de la COP26, el 31 de octubre del año pasado, la joven estudiante de derecho y productora ejecutiva del nuevo documental de National Geographic ‘The Territory’, que estará disponible a fin de año en Disney+, no moderó sus palabras ante los jefes de Estado que tenía enfrente.
«Hoy, el clima se está calentando, los animales están desapareciendo, los ríos se están muriendo y nuestras plantas no florecen como antes». Y continuó afirmando con más ímpetu, todavía en inglés: «La Tierra habla. Nos dice que no tenemos más tiempo. Los pueblos indígenas están en la primera línea de la emergencia climática, y debemos estar en el centro de las decisiones que aquí se tomen (…) ¡No es en 2030 ni en 2050, es ahora!», sentenció, vistiendo un adorno de plumas indígenas, un poncho tradicional y collares de perlas de colores. «Dejemos de emitir falsas e irresponsables promesas; dejemos de contaminar con palabras vacías y luchemos por un presente y un futuro habitables. Que nuestra utopía sea un futuro en la Tierra», concluyó, recordando a Greta Thunberg.
Desde su rotunda declaración sobre la urgencia de la situación en el Amazonas, los medios de comunicación se fijaron en la joven, que no ha cesado de conceder entrevistas. Los ministros de los países ricos solicitaron reunirse con ella; incluso recibió llamadas del Vaticano. Pero en los pasillos de la sede de la COP26, la joven conocida como ‘Walela’ mantuvo la sencillez. Con una sonrisa en el rostro -que se aprecia cuando se quita el tapaboca para las entrevistas televisivas- y siempre vistiendo el atuendo tradicional de su pueblo, su rostro es sereno. Un rostro que los brasileños conocen muy bien.
A partir de entonces Txai, se ha convertido en una de las referentes a nivel mundial de la lucha en favor de la conservación de la naturaleza y trabaja codo a codo con uno de los grandes nombres de la nueva camada de activistas ambientales: Greta Thunberg.
«La Tierra habla. Nos dice que no tenemos más tiempo. Los pueblos indígenas están en la primera línea de la emergencia climática, y debemos estar en el centro de las decisiones que aquí se tomen (…) ¡No es en 2030 ni en 2050, es ahora!»
Amenazas y futuro
La indígena Txai Surui se convierte en blanco de mensajes de odio después de que el presidente de su país Jair Bolsonaro la criticara por su discurso en la COP26.
Al día siguiente de su exposición, el presidente de Brasil , que no acudió a la COP26, la criticó, aunque indirectamente. “Se quejan de que no fui a Glasgow. Llevaron a una india allí, para sustituir a Raoni [famoso gran cacique que ha denunciado a Bolsonaro ante el TPI], para atacar a Brasil”, dijo a sus partidarios al salir del Palacio de la Alborada, la residencia presidencial. “¿Alguien ha visto a algún alemán atacando la energía fósil de Venezuela? ¿Alguien ha visto atacar a Francia porque su legislación medioambiental no se parece en nada a la nuestra? Nadie critica a su propio país. ¿Alguien ha visto alguna vez a un norteamericano criticando los incendios de California? No. Solo pasa aquí, vaya.”
Las declaraciones del presidente, dice Txai, provocaron una oleada de mensajes de odio en sus redes sociales. “Estoy sufriendo las consecuencias de la declaración de Bolsonaro”, dice. “La cantidad de mensajes de odio que estoy recibiendo ahora son incontables. Incluso estoy intentando no usar mucho el móvil para no verlo, porque hoy me he levantado bastante abatida a cuenta de eso”, dijo.
No es la primera vez que Txai se enfrenta a amenazas. Hija del jefe Almir Surui y de Neidinha Surui, como se conoce a su madre, la combatividad de Txai viene desde la cuna. “Mis padres son muy valientes, creo que he salido un poco a ellos”, dice. Sin embargo, reconoce que la militancia de la familia tiene su precio. “Vivo bajo un clima de amenazas desde que tengo uso de razón”, afirma. “Cuando tenía unos 14 años, durante un tiempo vivimos escoltados por la Fuerza Nacional. Allá donde íbamos, esos hombres armados estaban a nuestro lado. Las amenazas, dice, procedían de los madereros de la región donde vive su grupo étnico.
Hoy, Txai dice que, a pesar de las amenazas, no tiene miedo. “Me resulta muy pesado recibir estos mensajes, pero no tengo miedo”, y agrega: “Hemos crecido con ello. La lucha de los pueblos indígenas se hace con nuestra vida, no es sólo por nuestras vidas, luchamos con nuestra propia vida”.
Durante su discurso inaugural en la COP26, no olvidó mencionar la memoria de un activista recientemente fallecido. «Perdí a un amigo por esta lucha, ya hemos perdido a muchos líderes indígenas por esta lucha», lamentó. Un reciente informe del Consejo Misionero Indigenista estima que 182 indígenas fueron asesinados en 2020, una cifra un 61% superior a la de 2019.
Es en este contexto, Txai deberá continuar sus estudios de derecho en la universidad brasileña de Porto Velho, en el estado de Rondonia. Está a punto de graduarse. ¿Qué sigue? La impetuosa activista planea casarse y le gustaría volver a su aldea natal. Con su título en mano, podrá utilizar la ley como arma para doblegar a los poderosos.