En 2014 se estrenó “Cowspiracy”, un documental que contaba la verdad sobre la industria de la carne y su contribución a los gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático. Sus creadores ponían el foco en las organizaciones ambientalistas más reconocidas del mundo (como Greenpeace) y cómo ignoraban el problema de la ganadería industrial o, simplemente, no lo consideraban un asunto del que ocuparse. Pues bien, ya en 2021 tenemos secuela, pero esta vez la atención se centrará en los océanos y la sostenibilidad de la pesca masiva. En este nuevo documental de 90 minutos de duración, un cineasta se propone documentar el daño que los humanos les causan a las especies marinas… y destapa una alarmante corrupción a nivel global. Al igual que “Cowspiracy” consiguió que muchas personas dejaran de lado el consumo de carne, Seaspiracy llega para incomodar, desvelar crímenes detrás de algo tan cotidiano como un trozo de pescado y que quizá digamos no a comernos a nuestros compañeros de planeta que viven en los océanos.
Ni las bolsas de plástico del súper ni las pajitas de plástico: el 46% del parche de plástico del Pacífico está compuesto por redes de pesca. Un millón de toneladas de redes y otros equipos de pesca son arrojados al mar cada año. Mientras tanto, las denostadas pajitas corresponden solo a un 0,03% del total de plásticos que van a parar al océano.
Los océanos son el hogar del 80% de vida en nuestro planeta. Las ballenas y delfines, cuando vuelven a la superficie a respirar, fertilizan pequeñas plantas en el océano denominadas fitoplancton. Este fitoplancton marino absorbe cada año cuatro veces la cantidad de dióxido marino que absorbe el Amazonas y genera el 85% del oxígeno que respiramos. Sin embargo, según Tabrizi, director y narrador del documental Seaspiracy, no se tiene suficientemente en cuenta la problemática de la pesca cuando se habla de la crisis climática.
Seaspiracy llega para incomodar, desvelar crímenes detrás de algo tan cotidiano como un trozo de pescado y que quizá digamos no a comernos a nuestros compañeros de planeta que viven en los océanos.
En palabras de Tabrizi, “en un mundo preocupado por el carbono y el cambio climático, proteger a estos animales puede significar proteger toda la vida en la Tierra. Si los delfines y las ballenas mueren, el océano muere. Si el océano muere, nosotros también”.
Seaspiracy habla también de la capacidad de sintiencia de los peces, demostrada científicamente desde hace años, además de denunciar otras cuestiones como que las certificaciones de “pesca sostenible” no son fiables, que las reservas marinas no cumplen las funciones deseadas –dado que está permitido pescar en ellas– o las múltiples problemáticas de la acuicultura, que pese a la propaganda de dicha industria no supone una alternativa sostenible a la pesca.
Sin embargo también hay voces que acusan a Netflix, productora del documental, de ser de «propaganda vegana» al exponer datos sobre la industria pesquera que han escandalizado a quienes viven de ella. The National Fisheries Institute (El Instituto Nacional de Pesca) en Estados Unidos, grupo comercial conocido por su influencia en la industria de comida marina y por su compromiso con la pesca sostenible y la acuicultura, está acusando a Seaspiracy de «ataques deshonestos» en su contra. “Consideramos que la película es propaganda vegana y nos gustaría que Netflix abriera una pestaña nueva solo para este tipo de contenido. Los productores de esta película son activistas veganos. El veganismo es una buena opción para algunos, pero se pierden la gama completa de opciones de mariscos como el enorme cangrejo real, la langosta mantecosa de Maine, el suculento bacalao islandés y el salmón de Alaska rico en omega.”
En definitiva, Seaspiracy ofrece tres pasos para salvar los océanos: “Paso uno: pasate a una dieta basada en plantas. Paso dos: hagamos cumplir las reservas marinas sin capturas. Paso tres: terminemos con todos los subsidios a la pesca”.
‘Seaspiracy: La pesca sostenible’
Año: 2021
Duración: 1 h 29 minutos
Disponible en Netflix