Los barbijos descartables son usados con regularidad por el personal de la salud, como los médicos y enfermeros, entre tantos profesionales. Sin embargo, desde la irrupción de la pandemia del coronavirus, el volumen de uso aumentó notoriamente, ya que se convirtió en una herramienta fundamental para evitar los contagios. Y también muchos ciudadanos comunes eligen utilizarlos en lugar de preparar mascarillas caseras.
En distintas partes del mundo, como China, Grecia, Francia y Estados Unidos, las malas prácticas a la hora de desechar los barbijos de un solo uso agravan los problemas ambientales, ya que contribuyen a la acumulación de las 8 millones de toneladas de plástico que se generan año tras año en el océano. Y además, representan una amenaza para la flora y para la fauna, que muchas veces come los residuos o queda enganchada en ellos.
Con la flexibilización de la circulación de personas en Argentina, se acrecientan los riesgos de que esta problemática se vea reflejada en las áreas naturales de nuestro país. Por esta razón, es importante tomar medidas para prevenir cualquier práctica que pueda dañar el medioambiente.
Según el ingeniero Mario Magnin*, especialista en contaminación ambiental, “el aumento del uso de barbijos descartables no va a causar gran impacto en el medioambiente, siempre y cuando se dispongan adecuadamente. El problema aparece cuando se tiran en lugares donde pueden permanecer mucho tiempo en la naturaleza y perjudicar a la flora y la fauna”.
Las mascarillas o tapabocas caseros, cumplen la misma función que el barbijo descartable, pero representan una opción más sustentable y amigable con el ecosistema.
El tiempo de degradación de cada barbijo depende de los materiales con los que fue confeccionado. Los que tienen un mayor porcentaje de tela y algodón, se degradan más rápido que los que están fabricados con plástico. Por eso, es importante la implementación de mascarillas o tapabocas caseros, que cumplen la misma función que el barbijo descartable, pero representan una opción más sustentable y amigable con el ecosistema.
La forma más sencilla de crear un tapabocas casero consiste en doblar un trozo de algodón en tres capas y colocar una servilleta de papel en el medio para aumentar el filtrado. Luego, se deben colocar elásticos en los laterales, para poder sujetarlo a la orejas o detrás de la nuca. “Si la máscara necesita papel para ser eficiente, significa que es más biodegradable”, explica Magnin. Y agrega: ”Los barbijos caseros no son los más eficientes, pero con la combinación del distanciamiento social y las medidas de higiene, como el lavado de manos frecuente, son perfectos para cualquier ciudadano que no pertenezca al personal médico y además, son mucho más duraderos, ya que se pueden lavar y reutilizar las veces que sean necesarias”.
En caso de recurrir a los barbijos descartables, ¿cómo desecharlos correctamente?
En el caso del personal de salud, los barbijos como el resto de los elementos de protección personal (EPP), deben ser descartados como desechos patológicos. “Son tratados por operadores especializados. Se puede recurrir a la neutralización por autoclaves, que es la opción más amigable con el medioambiente porque elimina microorganismos y se los dispone como un residuo más. Y por otro lado, está la incineración, que es la opción más difundida pero, a mi criterio, no la más adecuada, porque en la medicina de hoy se usa mucho plástico, que al ser incinerado emite dioxinas y furanos, que deben ser adecuadamente tratadas para que no causen daños en el ambiente”, sostiene Magnin.
Para los ciudadanos comunes, el tirar los barbijos descartables en la basura no representa mayor riesgo. Pero, en caso de que una persona presente síntomas de coronavirus, se recomienda rociarlo con una solución de agua con alcohol o lavandina antes de descartarlo para evitar posibles contagios. Con estas simples medidas, se puede contribuir a la disminución de la contaminación ambiental, sin descuidar la salud frente a la pandemia. Todo depende del compromiso y el cuidado de cada ciudadano.
*Ing. Mario Magnin, secretario del consejo profesional de ingeniería mecánica y electricista, miembro del AHRA, consultor ambiental, director SI Consultores