Un equipo científico internacional ha descubierto un extenso bosque de algas tipo quelpo en la cumbre de una montaña submarina, a 50 metros de profundidad, en el sur del archipiélago de las islas Galápagos. La relevancia de esta investigación, que ha sido publicada en la revista «Marine Biology», es el registro de una nueva especie de quelpo para la región e incluso probablemente para la ciencia, ha informado este miércoles la Universidad de Málaga (sur de España), que participa en el estudio.
Bosque de algas gigantes
Los quelpos son algas pardas, famosas por alcanzar tamaños muy grandes, y que, en altas densidades, forman bosques marinos. Similares a los arrecifes de coral y los manglares, estos bosques son muy importantes para el mantenimiento de la biodiversidad marina, ya que ofrecen protección y alimento a muchas especies.
Como los quelpos son especies de aguas frías, la mayoría de estos bosques se encuentran exclusivamente en regiones templado-frías o polares, y en zonas costeras, poco profundas, por su necesidad permanente de luz. Sin embargo, este bosque de quelpos en la Reserva Marina de Galápagos está situado en una región tropical y alejado de zonas costeras.
«Es la primera vez que se documenta un bosque de quelpos tan extenso y denso en esta zona de Galápagos y a estas profundidades, ya que lo que hemos encontrado parece muy diferente de la especie de alga Eisenia galapagensis, descubierta en este lugar en 1934”, explica la científica de la Fundación Charles Darwin (FCD) y líder del estudio, Salomé Buglass, quien añade que, además, tienen casi el doble de tamaño.
Estos bosques son muy importantes para el mantenimiento de la biodiversidad marina, ya que ofrecen protección y alimento a muchas especies, y de gran relevancia como secuestradores de carbono en zonas profundas.
Insólitos ecosistemas submarinos
Dado que el buceo convencional limita la inmersión a 40 metros, los equipos de investigación de la FCD se han apoyado en nuevas tecnologías como vehículos operados remotamente (ROV) para explorar, documentar y caracterizar estos ecosistemas de aguas profundas.
De hecho, gracias a la incorporación de una garra mecánica al ROV, la profesora de la Universidad de Málaga María Altamirano, que se encontraba en el archipiélago como coordinadora de un proyecto de cooperación, pudo analizar especímenes de esta alga recién registrada, «lo cual es esencial para determinar su taxonomía, que aún continúa en estudio”.
«A pesar de su enorme importancia como ingenieras del ecosistema y como sustento de la fascinante vida marina de las islas Galápagos, las macroalgas de esta zona son las grandes olvidadas de los ecosistemas marinos del archipiélago”, señala Altamirano.
La investigadora añade que «este descubrimiento brinda una oportunidad de visibilizar su relevancia como hábitat de otras especies y como secuestradores de carbono en zonas profundas.”
Las científicas concluyen que saber que hay bosques marinos repletos de vida que se desconocían, a tan solo 50 metros de profundidad, sirve de recordatorio de lo mucho que queda por explorar, descubrir, aprender y proteger.
Con informacion EL(efe)