“Ningún animal debería sufrir ni morir en nombre de la belleza”, es la sentencia final del descarnado cortometraje “Salvemos a Ralph”, parte de la campaña contra los testeos de productos cosméticos y de higiene en animales lanzada en 2021 por la Humane Society International (HSI), una organización dedicada a la protección animal. Es que, cuanto más se conoce acerca de estos procedimientos, más paradójico resulta, incluso desde el sentido común: producir para el cuidado de la piel, el cabello y la salud de las personas, pero probar esos efectos lastimando y matando a otros seres vivos. La lucha contra estas prácticas data de la segunda mitad del siglo XX de la mano de grupos proteccionistas que comenzaban a reclamar de manera aislada, pero paulatinamente el cruelty free como lema se convirtió en un movimiento grande que motorizó importantes cambios a nivel de normativa y leyes.
El mejor ejemplo es la Unión Europea, que alcanzó la prohibición de testeos en animales en 2013. Otros países que se han sumado a esta medida son Nueva Zelanda, India, Taiwán, Guyana Francesa, Colombia, México y Guatemala. En la región, Brasil y Chile son los más avanzados en la aprobación de proyectos de ley. En Argentina, por su parte, si bien hay numerosas iniciativas de ONGs, no se logra todavía el respaldo o interés suficiente para dar lugar a una ley. “Soy muy escéptica de lo que puedan declarar las marcas mientras no exista normativa que lo prohíba: muchas aseguran que no hacen testeos en animales e incluso utilizan logos alusivos en sus productos. Pero, ¿quién controla que eso sea cierto? He visto firmas importantes que incorporan el símbolo del reciclaje y no reciclan; es solo marketing”, expresa Irene Wais, ecóloga argentina y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“Soy muy escéptica de lo que puedan declarar las marcas mientras no exista normativa que lo prohíba: muchas aseguran que no hacen testeos en animales e incluso utilizan logos alusivos en sus productos. Pero, ¿quién controla que eso sea cierto?»
Irene Wais
El listado de marcas respetuosas y libres de crueldad animal en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú se puede consultar en la web de la organización sin fines de lucro chilena Te protejo, creada en 2012 y primera en Latinoamérica en certificar empresas que no testean en animales. Allí figuran más de 60 firmas dedicadas al cuidado facial, corporal, capilar, higiene, hogar, intimidad, embarazo e infancia, entre otros rubros, que están habilitadas para hacer uso de los logotipos oficiales existentes en la actualidad, todos ellos con la silueta o figura de un conejo y creados con el respaldo de tres asociaciones internacionales: Cruelty Free International- Leaping Bunny Programme, PETA y Choose Cruelty Free. Natura, Rimmel, Dove, Hawaian Tropic y Rayito de Sol son algunos ejemplos.
Desde Te protejo, la gestora Latam Catalina Portales explica que, por fuera de los más de 40 países que ya legislan la prohibición del testeo en animales para cosmética y vienen innovando en el área de seguridad de productos, el resto de las naciones muestra “un relativo avance en términos de métodos alternativos, en algunos casos por falta de laboratorios o, incluso, porque a veces estas pruebas no han sido incorporadas oficialmente por la entidad reguladora correspondiente en cada país”. Aunque aclara que las realidades son distintas entre sí, “una de las dificultades que se puede presentar es la falta de infraestructura o financiamiento para la innovación, debido a que se necesita una serie de modificaciones para su implementación, como así también personal capacitado para llevarlos adelante”. Estos déficits llevan a una especie de círculo vicioso en el que, como no pueden ser evaluados internacionalmente hasta no tener todo en regla, tampoco suman procedimientos nuevos por no estar en regla.
El listado de marcas respetuosas y libres de crueldad animal en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú se puede consultar en la web de la organización sin fines de lucro chilena Te protejo, creada en 2012 y primera en Latinoamérica en certificar empresas que no testean en animales.
Algunas de estas pruebas alternativas que ayudan a comprobar la seguridad de cosméticos sin someter a criaturas inocentes son aquellas In vitro, como cultivos celulares, modelo de piel sintética a partir de células humanas donadas, y modelos de córnea; e In silico, es decir las simulaciones matemáticas y computacionales. Además, se dispone de una amplia bibliografía de ingredientes de uso seguro. En Argentina, el organismo encargado de regular la fabricación de productos cosméticos y de higiene personal es la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). A través de una resolución de 1998, establece como seguros aquellos que han sido formulados correctamente, con materias primas de calidad, en cumplimiento de las Buenas Prácticas de Manufactura, y que hayan sido sometidos a ensayos de seguridad. En virtud de estas valoraciones, se fijaron listados de sustancias prohibidas o de uso restringido, como así también de requisitos técnicos mínimos indispensables.
“Uno de ellos es la realización de ensayos de determinación del potencial como irritante dérmico y del potencial microbiológico. El primero de ellos es efectuado sobre seres humanos, lo cual reduce las incertidumbres derivadas de la extrapolación de los resultados obtenidos en animales, a la vez que permite la evaluación de otros parámetros subjetivos pero igualmente importantes, que no pueden ser considerados en un ensayo en animales”, expresa Celeste Mangiardi, fundadora de TICA Sustentable, una empresa de tipo B –aquellas con compromiso ambiental y social– basada en el liderazgo femenino que se dedica a la fabricación y diseño local de productos de cuidado personal y accesorios reutilizables, con un enfoque de auto-aceptación y promoción de hábitos sustentables.
En el camino hacia la consolidación del paradigma cruelty free, además del beneficio primordial de terminar con el sufrimiento animal, Mangiardi destaca que la conversión a nuevos métodos permite la eliminación en muchos productos de ingredientes químicos para, en cambio, reemplazarlos por activos de origen natural y orgánico que cumplen los mismos objetivos. “Esto no solo libera a los animales de dolorosas pruebas, sino que contribuye con el medio ambiente ya que impide la producción y eliminación de sustancias químicas dañinas para el planeta”, describe la emprendedora, que cuenta con una amplia experiencia previa en la industria farmacéutica antes de crear su compañía, en la cual el próximo paso son las recargas económicas de todos sus productos.
“Elegir productos cruelty free te hace un consumidor más consciente de tus compras y sensible al bienestar animal. Es una conducta que te acerca a un estilo de vida más saludable y ético». Celeste Mangiardi
Aunque pueda pensarse que la conciencia social es aún insuficiente y sigue siendo necesario visibilizar la crueldad en niveles extremos, como el video del conejo Ralph, Mangiardi asegura que las marcas que se vuelcan a esta tendencia son especialmente buscadas por clientes interesados en el respeto al medio ambiente, y que quieren cuidarse sin causarse daños a sí mismos ni a terceros. “Elegir productos cruelty free te hace un consumidor más consciente de tus compras y sensible al bienestar animal. Es una conducta que te acerca a un estilo de vida más saludable y ético. En esencia, protegemos ecosistemas animales y vegetales siendo más sustentables a partir del consumo. De esta manera, impulsamos cambios de hábitos y el consumidor se enfoca en comprar solo lo que necesita”, asegura. Coincide con ella Portales en que la creciente preocupación de las personas ha sido un motor fundamental en el cambio adoptado por una gran cantidad de empresas que quieren mostrar su compromiso con las transformaciones que parece estar exigiendo, afortunadamente, el mundo de hoy.