Ciertamente, atendiendo el argumento, ningún astrónomo del mundo calificaría de verosímil la manera en que los protagonistas detectan el asteroide, calculan su órbita, su trayectoria y pronostican una catástrofe, todo, en una misma noche. Pero eso no es lo importante: la joya del filme es el cóctel de reacciones que se desatan desde el minuto uno. Todo lo que tiene de improbable la trama a nivel de investigación, lo tiene de real en cuanto a la irresponsabilidad de los gobiernos, el circo mediático, el descreimiento popular y la nula preocupación por el planeta y la propia vida.
La ligereza con que se toma el apocalíptico anuncio, en línea con la especulación política y la ignorancia, el destrato a la comunidad científica que en otros momentos tanto se alaba, y la fuerza de una campaña para cerrar los ojos del pueblo dan forma al absurdo más verídico que pudiera pensarse.
Todo lo que tiene de improbable la trama a nivel de investigación, lo tiene de real en cuanto a la irresponsabilidad de los gobiernos, el circo mediático, el descreimiento popular y la nula preocupación por el planeta y la propia vida.
La trama de la película se desarrolla a lo largo de seis meses, desde la primera observación hasta el final anunciado, lapso en que la calidad humana y los valores éticos y morales de la sociedad se desploman más rápido que el cometa.
Finalmente, aunque por un momento obnubilado por la fama, el protagonista retoma su senda y junto a su núcleo íntimo se entrega a los acontecimientos como sus principios le dictan, no sin lamentar el preciado tiempo perdido.
Protagonizada por Leondardo Di Caprio y Jennifer Lawrence, la película es de 2021 y se puede ver en Netflix.