La polinización de las flores es vital para nuestra alimentación y para la biodiversidad, pero las abejas, unas de las principales encargadas de esta misión, están desapareciendo. Entre otros factores, mueren por la agricultura industrial y su uso de plaguicidas tóxicos. Es urgente, por lo tanto, cambiar el modelo de agricultura industrial por una agricultura ecológica.
Las abejas son mucho más importantes de lo que pensamos. La producción de alimentos a nivel mundial y la biodiversidad terrestre dependen en gran medida de la polinización, un proceso natural que permite que se fecunden las flores y den así frutos y semillas. Las abejas y otros insectos como mariposas y abejorros, son los responsables de este proceso y, sin embargo, sus poblaciones están disminuyendo a pasos agigantados. Se calcula que este grupo de insectos sufre una tasa de extinción ocho veces más rápida que los mamíferos, aves o reptiles.
La biodiversidad es el proceso de interacción entre los seres vivos y el planeta, la relación entre ellos y, por supuesto, la respuesta biológica del medioambiente al impacto de las especies.
En este proceso, la abeja tiene una función vital, ya que la agricultura mundial depende del 70% de estos insectos. Para que quede más claro, 70 de cada 100 productos que usamos para alimentarnos dependen de la polinización de las abejas. Sin polinización, las plantas no podrían reproducirse y sin plantas la fauna también desaparecería y, en consecuencia, en pocas semanas la vida en la tierra colapsaría.
Por todo esto, el Earth Watch Institute de la Royal Geographical Society de Londres reconoció a las abejas como el ser vivo más importante de la Tierra.
Posibles causas de desaparición
Las poblaciones de abejas están disminuyendo a tasas alarmantes para la comunidad científica internacional y existen datos que intentan explicar por qué está ocurriendo esto.
Varios son los factores que amenazan a los polinizadores: la pérdida de hábitats, las prácticas de la agricultura industrializada, como los monocultivos que generan menor disponibilidad y diversidad de alimento para estos insectos; el uso de plaguicidas; parásitos y enfermedades; especies vegetales y animales invasoras; y los impactos del cambio climático.
70 de cada 100 productos que usamos para alimentarnos dependen de la polinización de las abejas. Sin polinización, las plantas no podrían reproducirse y sin plantas la fauna también desaparecería y, en consecuencia, en pocas semanas la vida en la tierra colapsaría.
Los productos usados para fumigar los cultivos contienen sustancias químicas que actúan como neurotoxinas y se adhieren a los insectos que pasean por las flores. Estos productos son transportados a las colmenas en donde contaminan al resto causando intoxicaciones masivas. Las crías o larvas son las más afectadas por los agroquímicos porque muchas de ellas ni siquiera logran nacer.
Por otro lado, la avanzada de la telefonía móvil en todo el mundo podría estar impactando en las poblaciones de abejas. Según el Instituto Federal de Tecnología de Suiza, las ondas emitidas durante una conversación son capaces de desorientarlas al punto de la muerte porque pierden su sentido de dirección y su dinámica de vida se altera totalmente generando el colapso de colonias.
La adopción de formas de agricultura ecológica, sin el uso de plaguicidas tóxicos, es urgente para cambiar un modelo de agricultura industrial que, está demostrado, genera severos daños al ambiente.