Según WWF, la mayor organización internacional independiente dedicada a la defensa de la naturaleza y el medio ambiente, sólo el 3% de los recursos hídricos mundiales es agua dulce. De esa cantidad, dos tercios o está congelada o no está disponible. En el transcurso del último siglo, el uso del agua ha crecido más del doble que la población mundial, y también hemos desarrollado prácticas que han acabado en situaciones como la deforestación, que sólo agrava la escasez de suministro. Se estima que en la actualidad, 1.100 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso al agua, y 2.700 millones luchan contra la escasez al menos un mes al año.
Para colaborar en la producción de tan escaso e imprescindible recurso para permitir a las personas el acceso al agua potable y al saneamiento, se han desarrollado algunas experiencias exitosas.
La desalinización extrae el agua salada de sus componentes minerales y desempeña un papel importante en la expansión del suministro de agua potable. Para las regiones con escasez de agua, como Oriente Medio, la desalinización es indispensable. Arabia Saudita, por ejemplo, es el mayor productor mundial de agua desalinizada y genera alrededor del 50% de su agua potable con esta tecnología. La reciente decisión del reino de asignar a la empresa española Acciona -líder en la desalinización de agua de mar y salobre por ósmosis inversa- la construcción de una nueva planta demuestra que la demanda está todavía lejos de la saturación. La empresa madrileña opera más de 80 plantas desalinizadoras en las que produce más de 4,1 millones de m3/día, suministrando agua a más de 22 millones de personas.
Sólo el 3% de los recursos hídricos mundiales es agua dulce. De esa cantidad, dos tercios o está congelada o no está disponible.
Otro ejemplo es Australia. Hasta el cambio de milenio, la región habitable más seca del mundo había dependido únicamente del agua almacenada en presas. Luego vino la sequía de 2000, y cambió la industria del agua del país para siempre. En aquel entonces, las escasas precipitaciones provocaron un grave descenso en los niveles de las presas. La sequía causó estragos en todo el país, provocando pérdidas generalizadas de cosechas, de ganado e incendios forestales. Para evitar que esto se repitiera, los gobiernos estatales comenzaron a construir plantas desalinizadoras en todo el país. Estas infraestructuras, que inicialmente se habían considerado como una opción que podía ser activada y desactivada, se han convertido en un pilar integral del suministro de agua de Australia.
La prevención de las fugas de agua y la prevención de las mismas representa otra oportunidad de mejora interesante. Dado que cada día se pierden 46.000 millones de litros de agua tratada, es crucial reducir el origen de la fuga lo más rápido posible. Aquí entran en juego empresas como Utilis Corp, que utiliza tecnología satelital para detectar fugas subterráneas desde el espacio. Las imágenes satelitales permiten cubrir 3.500 kilómetros cuadrados de una vez y fomentan una rápida identificación de la fuga. Después de confirmar los hallazgos en el sitio, profesionales dedicados marcan la tubería afectada y la excavan para su reparación.
A pesar de todos los esfuerzos, el crecimiento de la población y el aumento del nivel de vida nos impiden frenar nuestro elevado consumo de agua. Para 2030, se espera que la demanda de agua aumente en un 40%. En un entorno en el que más de 2.000 millones de personas que viven en países con estrés hídrico ya hoy en día, todavía tenemos un largo camino por delante.