Cada 30 de agosto se celebra el Día Internacional del Puma, fecha designada para reconocer la importancia de la conservación y cuidado de uino de los felinos más grandes de América.
“Al menos un millón de años antes que los primeros humanos ingresaran a América, los pumas ya habían convertido el continente en su hogar”. Así Emiliano Donadio, biólogo y director científico de Rewilding, describe la importancia de este gran felino en cada uno de los lugares donde habita.
El trabajo de Donadio en el estudio y conservación de este felino es único en Latinoamérica. Su investigación, que comenzó en 2003, fue la “punta de lanza” de otra serie de estudios que permitieron, y aún lo hacen, conocer la importancia que tiene el puma en cada uno de los espacios donde reside. Se trata de uno de los grandes depredadores de la Argentina que, pese a ser perseguido en algunos momentos, hoy habita en casi todo el continente, desde desiertos de altura hasta bosques tropicales, faltando únicamente en algunas regiones cercanas a grandes centros urbanos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN), estima en menos de 50.000 la población total de pumas, con una tendencia descendente. Su estado de conservación es de vulnerables.
Se estima en menos de 50.000 la población total de pumas, con una tendencia descendente.
En el año 2009 la localidad cordobesa de Villa Rumipal, en el valle de Calamuchita, se vio azotada por incendios forestales y una gran zona de flora y fauna se vio afectada. En medio de las llamas y el intenso humo estaba el Edén, un paraíso creado en 1991 que se perdió y que tenía como directora a Karina Maschio, una mujer que desde su temprana edad se conectó con la naturaleza, aprendió de los animales y dedicó su vida a cuidarlos, salvar especies en riesgo de extinción y reforestar bosques nativos.
A partir de esa trágica experiencia producida por el mismo gobierno municipal de ese entonces que incendió un basural a cielo abierto, Karina, que había tomado las riendas del proyecto que fundó su padre, decidió dar los primeros pasos para convertir “El Edén» en “Pumakawa”. El cambio de nombre refleja una profunda transformación . “Ya no es lo dado, el paraíso creado, sino el ambiente que hay que ‘cuidar con sigilo, como al puma’”, aclara Maschio la responsable. de la actual reserva natural que comenzó con 12 pumas y hoy tiene más de 80 animales de diversas especies.
Estanislao llega a Pumakawa
En la zona de General Cabrera, Córdoba, una cosechadora pasó por encima de un pozo en el cual se encontraban dos pumas cachorrros, con menos de un mes de vida. Uno de ellos quedó malherido y la persona que manejaba junto con su familia los cuidaron esperando su mamá regresara a buscarlos. A los dos días volvió, pero para sorpresa de todos, solo se llevó al cachorro sano y no regreso por el lastimado.
La familia entonces luego de brindarle los primeros auxilios y curar sus heridas, lo llevó a la reserva de Pumakawa.
El pumita allí recibió el nombre de Estanislao Monte, «Siempre de pie». Como secuela del accidente padece una ceguera total e irreversible, por lo que no le era posible sobrevivir en la naturaleza. Limitado por esta situación requería cuidados especiales. Además, al no contar con su mamá, cuya presencia es fundamental durante los primeros años de los pumas, Karina lo adoptó.
«Duerme entre mi estrecho cuerpo como si fuera una puma madre. Y mi tacto lo calma. Mi voz lo guía. Me recibe. Me da».
«Duerme entre mi estrecho cuerpo como si fuera una puma madre. Y mi tacto lo calma. Mi voz lo guía. Me recibe. Me da. Respira hondo mientras estamos acicalándonos. Desarrolló la habilidad de conocer su espacio y desplazarse comodamente. Sabe que pasa. Sabe quien es quien, puede oler. Ha amado y ha roto pantalones», comparte la presidenta de la organización, que en los últimos años decidió cambiar también su nombre y llamarse Kai Pacha, que significa «puma protector del aquí y ahora»
Fue todo un aprendizaje, «Animarme a la empatía máxima, arriesgarme a sentir sus sentimientos y a interpretar a riesgo de equivocarme. A jugármela por lo que intuyo y saber que soy un animal», detalló la activista.
Hoy Estanislao es uno más de la familia de Kai. «Una experiencia compartida con otro ser único y especial. Logramos la vida ante tanta adversidad. Logramos ser ojos, ser guía, ser luz y ser manada. Unirnos las almas. Esta historia es única, posible, y nos tocó. Y me tocó. Es mi eje, su aplomo es mi columna y su ceguera mi locura, su entrega es mi enseñanza y su respiración mi secreto”.
Nació en abril del 2017 y el 22 lo elegieron para que tenga su día.
Y ustedes, dice Kai, el día de pensar en él. Pensar de una manera concreta y cercana. Apropiándose del vínculo.
La organización realiza una enorme tarea a favor de la conservación de la especie, y su reserva se convirtió en un espacio que enseña a querer y respetar a la naturaleza.
La historia de Estanislao nos invita a reflexionar sobre cómo los humanos estamos ocupando sus territorios y transformando sus hábitats. “Los pumas deberían dar a luz debajo de un algarrobo y no entre los cultivos. Ellos se están adaptando a los cambios que generamos”, Kai Pacha.
Un gran ejemplo que inspira.