Qi Argentina viajó -invitados por el equipo de Marketing y Comunicación de Ledesma NAT– a Libertador General San Martín en la provincia de Jujuy, más precisamente a la selva subtropical de montaña, también conocida como «Yungas».
Junto con Verónica Ibarra -Jefa de Comunicación y Marketing de la marca-, Julieta Varese -Product manager-, Federico Lorenzo Dosa -Analista- y colegas de otras organizaciones y medios, nos adentramos en uno de los ecosistemas más valiosos del planeta donde está ubicado el complejo agroindustrial de la compañía.
Ávidos por conocer, recorrimos el ingenio azucarero y descubrimos el fascinante proceso que atraviesa la caña de azúcar desde el cañaveral hasta llegar a las librerías con un papel de calidad de la mano de reconocidas marcas.
El proceso empieza en el cañaveral con el cultivo de la caña de azúcar. Un cultivo que vuelve a crecer una vez cosechado y se renueva cada cinco o seis años.
La Caña de Azúcar (Sacharum officinarum L) es una gramínea perenne de cosecha «anual». Nace, se desarrolla y vive varios años. Se denomina «caña planta» cuando se encuentra en su primer año, y «soca» a las de dos o más años. Tiene tallos subterráneos llamados rizomas y cuando se corta la caña vuelve a brotar otra planta. Un árbol tarda años en crecer y no vuelve a brotar, por eso se dice que los productos derivados de la caña de azúcar son sustentables.
La cosecha se realiza en el período de zafra que, normalmente, va de mayo a noviembre; y todo transcurre sin árboles, sin químicos y preservando la biodiversidad del ambiente.
“En 2018 tomamos la decisión de que el papel blanco que producíamos necesitaba una evolución mucho más sustentable y amigable con el medio ambiente, fue entonces cuando dejamos de blanquearlo y quedó con sul color natural, el de la fibra”, comparte Verónica Ibarra.
No se utilizan árboles para producirlo, ni productos químicos para blanquearlo y cuesta lo mismo que el resto del papel de mercado.
Una vez cosechada, la caña de azúcar se corta, se limpia y se troza en los trapiches. Luego se extrae el jugo de la caña, con el que se producirá el azúcar, Ledesma es líder en la producción de azúcar en el país. Historicamente el remanente, en todos los ingenios de la argentina, se quema para producir energía que permite mover los trapiches.
Sin embargo, parte de ese residuo o bagazo, Ledesma lo transforma en pasta celulósica que utiliza para la fabricación del papel, además de derivar la médula al proceso de combustión. El foco está puesto en el máximo aprovechamiento de los recursos con el claro objetivo de que el desarrollo sea sostenible.
“Este vegetal es tan maravilloso y noble que cuando se cosecha y se saca parte del tallo donde está el jugo que usamos para el azúcar y el alcohol, caen a la tierra las hojas que llamamos ´mal hojas` que se enfardan y se usan, además de sus fibras para transformar en papel, para quemar y generar energía”, explica la jefa de Sustentabilidad y agrega: “Aproximadamente el 40% de la energía que se utiliza para abastecer el ingenio”.
«Por donde se lo lo mire o analice, y en todo momento, el impacto es positivo», sostiene Ibarra; quien además comparte que justamente por este motivo verificaron su huella de carbono que «hoy nos da casi neutral, es un 0.8 el valor sobre kilo. Para nosotros es un logro muy importante porque tiene que ver con cuidar el ambiente enh el que vivirmos y convivir en armonía con la naturaleza».
Con el objetivo de ofrecer al mercado un producto en línea con las tendencias mundiales centradas en la protección del ambiente, Ledesma NAT transformó un residuo, al que le agregó valor y lo convirtió en un producto íntegramente eco-sustentable que cuenta con certificación Producto Yungas y Verificación de Huella de Carbono.
El papel se puede producir de otra manera, de modo más sostenible y cuidando los recursos naturales. Ledesma lo está haciendo.
Ledesma NAT cuenta con un grupo de capacitadoras, que visitan las escuelas, y además de realizar un trabajo de investigación respecto a las necesidades de las docentes, en forma gratuita brindan charlas a los chicos «para contarles que también se puede hacer papel de otra forma».
«Transitamos este camino porque sabemos que los chicos son los más permeables y los que en el futuro van a tener que seguir con todo este proceso del cuidado de la naturaleza», reflexionó Verónica para finalizar.
¿Sabías que?
En sus inicios el papel se fabricaba con fibras alternativas: partes de plantas de papiro, arroz y trigo. La revolución industrial introdujo la fabricación en línea y en base a la pasta de celulosa que se extrae de los árboles que nos acostumbró además al color blanco logrado con el uso de procesos químicos contaminantes.
El desafío hoy es retomar el uso de papel proveniente de las fibras celulósicas y de color natural. Ledesma NAT cuenta con una amplia familia de productos para consumidores conscientes, tanto para uso personal en las diferentes etapas de la vida, como organizacional. ¿Te sumás al cambio?