A
lo largo de la historia, los avances tecnológicos solo se miraron en clave económica. El progreso era inevitable y los efectos colaterales que produjera, también. Siempre había un bienestar mayor que justificaba los medios. Por acumulación de años y daños, cada vez la industria se volvió más agresiva, la obsolescencia extendida se transformó en mala palabra y los desechos aumentaron de manera exponencial. A medida que pasaron las décadas, esas contraindicaciones aumentaron en el prospecto. Pero llegamos al punto de quiebre, la tecnología ya no puede ser pensada sin mirar a su entorno, su sentido de existencia debe ser ése. En esta edición recopilamos experiencias que nos hablan de esa nueva perspectiva, de la ciencia que sirve para cuidar especies en extinción, para reducción de carbono, para mejorar producciones o controlar los cultivos. Hay que discutir cómo aprovechar recursos naturales y no acrecentar la crisis ambiental. Hay que pensar el consumo responsable para dejar de comprar para tirar. El desafío lo emprenden los que piensan el futuro pero lo debemos acompañar los que vivimos en el planeta. Los grandes cambios solo llegan cuando los sostenemos todos. La oportunidad es ahora.
Un agradecimiento especial a la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo y al CELS por su compromiso en la defensa de los Derechos Humanos y por autorizarnos la publicación en tapa de la obra Autopista del sur, de León Ferrari.
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