Sociólogo de profesión, Iván Weyrauch (28) siempre estuvo preocupado por cambiar las cosas para mejor. Un día, sentado en un bar con unos amigos del rubro gastronómico, identificó un problema crucial para el medioambiente: la contaminación que generan los sorbetes plásticos de un solo uso. Después de investigar mucho, nació Trigo Sorbetes Ecológicos, la primera empresa del país que comercializa sorbetes 100% sustentables.
Durante muchos años Iván trabajó para ONGs con la intención de intervenir en la realidad y dejar su huella. “Me centraba en problemáticas sociales. Pero cuando me di cuenta de que también era muy importante cuidar el medioambiente encontré mi foco. Ahí es donde dije: ‘Yo también puedo hacer algo por el mundo’, recuerda. Durante meses investigó diferentes alternativas a los sorbetes plásticos. “Los sorbetes son uno de los mayores contaminantes y son muy fáciles de reemplazar”, explica. Así, descubrió una empresa en Estados Unidos que hacía sorbetes de trigo y le pareció que era rentable traer ese modelo a la Argentina, donde no existía el producto.
Una buena idea, un buen producto
A su idea no solo la ayudó la conciencia ecologista de los últimos tiempos, sino también la prohibición de la Ciudad de Buenos Aires de utilizar sorbetes plásticos de un solo uso. Esa política pública obliga a bares y restaurantes a pensar otras alternativas. Lo que hizo que Iván se encontrara con muy buena predisposición del sector hacia una gastronomía más sustentable.
Los sorbetes se realizan con el tallo de la planta de trigo, una parte que generalmente se descarta cuando se cosecha el grano. Además de descartables, los sorbetes son resistentes (no se humedecen ni deshacen como los de papel), biodegradables y gluten free, certificados por la ANMAT. “El producto es ecológico. Viene de una fuente renovable y se biodegrada naturalmente”, afirma el joven emprendedor: “Yo me tomo un jugo en el jardín y tiro el sorbete en el pasto y se lo come la tierra. Viene de la tierra y vuelve a ella”.
Los sorbetes se realizan con el tallo de la planta de trigo. Además de descartables, los sorbetes son resistentes (no se humedecen ni deshacen como los de papel), biodegradables y gluten free, certificados por la ANMAT.
Arrancar en tiempos de pandemia
Lanzar un emprendimiento en pleno aislamiento social y obligatorio, mientras los bares y restaurantes estaban cerrados, era una apuesta muy fuerte. Con menos de 30 años, Iván creía tanto en su producto que decidió hacerlo igual. Con un padre emprendedor que lo ayudó con el capital inicial, más todos sus ahorros, lanzó Trigo.
Los primeros pasos fueron complicados. En el marco de pandemia, era muy difícil que alguien sumara sus productos, sobre todo ante la incertidumbre de si podrían mantener su local. Luego, con las reaperturas, lo más difícil fue convencerlos del cambio de proveedor. Iván fue uno por uno a presentar sus productos.
Finalmente, el contexto le jugó a favor. Cuando reabrieron los bares y restaurantes, tener sorbetes ecológicos reutilizables, como los de bambú, era muy engorroso por la higienización que requerían. En cambio, los sorbetes de trigo descartables eran una gran alternativa.
Hoy vende principalmente de forma mayorista a bares, restaurantes y hoteles, entre los que se encuentran marcas de renombre como Casa Cavia, Parque Bar y Alvear Hotel. De forma minorista, además, se pueden conseguir sus sorbetes en ecotiendas y a través de su web.
En números:
- 95% de sus clientes son mayoristas
- Distribuyen en 8 provincias y CABA
- Los packs mayoristas traen entre 100 y 3000 sorbetes
- Hay dos medidas: 14,5 y 20cm
- $307 es el precio al por mayor de 100 sorbetes chicos
- $65 es el precio de la caja más chica para individuos
- 15 tiendas minoristas venden sus productos
- 7.806 seguidores tiene en Instagram (@trigo.sorbetes)
Con información de La Nación