Una primera mirada a la cuenta de Connie en Instagram donde comparte recetas, rasga su ukeleke cantando covers y temas propios, o se la ve mimando a Timoteo, “Timo” o “la rata” -como llama a su perrito- puede engañar a quienes afirman que ser instagramer es algo sencillo. No faltan los detractores comparte: «Están los que me dicen rubia (ahora colorada), hippie o cheta con prepaga para descalificar lo que hago. Yo sigo en la mía, porque estoy convencida de que estamos en una época de deconstrucción» explica.
Claro, no va por ahí. Para nada. Por un lado, porque ser instagramer no le interesa como un fin en sí mismo, sino que lo usa para agitar sus propias luchas y propósito. Y porque en sus recién cumplidos 27 años, Connie cuenta en su haber con suficientes logros para derribar todo prejuicio que se podría tener sobre ella.
“La chica del ukelele” como se la conoció en un inicio, sin proponérselo logró instalar este instrumento -fácil de tocar y con sonido universal-, que era casi desconocido en el país, convirtiéndolo en un boom. Su primer ukelele lo encargó en 2012, a una amiga que viajó a Estados Unidos. “Me lo trajo justo una semana antes del primer mini show que organicé en La Dama de Bollini. Empecé a mirar tutoriales, a practicar y toqué dos temas con él: ´Muerte en Hawaii´ de Calle 13, y el clásico ´Somewhere Over The Rainbow. ¡Ahí empezó todo”, recuerda sonriendo. Qué recorrido. Imposible imaginar entonces que hace poco más de dos años, junto con Ukeleles Bamboo, iba a donar una cantidad importante de ukeleles diseñados por ella a distintas escuelas de barrios carenciados del AMBA con el objetivo de impulsar la música ahí donde más lo necesitan.
Fundó Músicos del Alma, una organización que promueve y realiza acciones solidarias y shows gratuitos en hospitales, y es parte también de Health Save Argentina. En 2019 cocinaba viandas veganas para personas en situación de calle. «Distribuíamos cerca de 100 viandas de calidad premium y nutricionalmente completas, en packs biodegradables y biocompostables», detalla.
Sos vegetariana desde chica. ¿Qué fue lo que desencadenó esa decisión y tu transición posterior hacia el veganismo?
Siempre tuve muchas ganas de hacerme vegana pero me parecía algo súper admirable pero inalcanzable. Estaba muy negada. Por eso fui primero vegetariana por 7 años, no quería seguir formando parte de un sistema que explota y asesina animales. Surgió por ahí, pero después empecé a evaluar también todo lo relacionado al impacto ambiental y descrubrí que la ganadería es una de las principales causas de la crisis climática. Hoy en día estamos alimentando a miles de millones de animales mientras hay gente muriéndose de hambre. Todas esas son calorías ineficientes. Para producir un kilo de carne se necesitan muchos kilos de granos y litros de agua que podrían ir para les humanes. En 2017 empecé a investigar más sobre veganismo, me crucé con dos o tres veganos con los que hablé y me dije: ´che, esto no es tan difícil´. Algo tan sencillo como ver que otras personas podían y que realmente no era imposible como me imaginaba fue el gran click para probar alimentos nuevos, sacar algunos de mi dieta e incorporar otros. Transicioné un mes y hace cuatro años soy vegana. Ya son once años que no como animales.
En 2019 lanzó Vrote, su propia marca de indumentaria con Dani, su socia. Nos cuenta sobre cómo surgió esta iniciativa: “Ella trabajaba en una agencia de prensa y la conocía de eventos. Después empecé a encargarle zapatos a medida y se fue dando… fluyó”. Vrote ofrece carteras, mochilas, calzado, accesorios y artículos de decoración con una filosofía vegana, es decir libres de crueldad y explotación animal. Nació de la necesidad de combinar el concepto de slow fashion, apuntando a una moda artesanal, ética y lo más sustentable posible.
En ese mismo año lanzó además Luz y fuego, su primer disco con nueve canciones escritas y producidas por ella; y Somos la última generación que puede salvar el mundo, su primer libro que se lanzó en Barcelona (en español y catalán) editado por Carlota Bruna y en el que Connie fue una de las cinco autoras, activistas todas a favor del medioambiente.
Su segundo libro y primero en el país Más luz por favor, se editó un año más tarde -en 2020- y refleja sus ideales y activismos, contiene mucha información con su historia, cómo descubrió que su sueño era llegar a todo el mundo con su música, recetas veganas, tips de sustentabilidad y consumo responsable, feminismo, reflexiones, cuestionamientos y más.
“Con mucho género salpicadito” define, este año estrenó su segundo disco “2020”, que tiene colaboraciones de Axel Kiks, Miss Bolivia, Muerdo, Loli Molina y Plastilina. “Tengo muchos ídoles pero mi ídolo número uno es Freddy Mércury”, confiesa. Cuenta que de chica escuchaba a Cristina Aguilera como referente a nivel técnica vocal y reconoce: “Pero también siempre fui muy de la música retro, ahí siempre estaba mi viejo metido. Mucho Bonnie Taylor, mucho Creedence y Beatles… él tuvo mucha influencia, me hacía escuchar todo: rock, blues, cumbia… desde Mercury hasta Los Palmeras y Vivaldi”. Su abuelo era tenor y su abuela, profesora de música, le enseñaba a leer partituras. «Mis viejos me acompañaban mucho a todos lados; mi mamá me impulsaba a tomar clases de comedia musical aún en épocas en que realmente estuvimos fundidos», cuenta. Connie manifestó su vocación desde chiquita y toda su familia la alentó y apoyo para formarse en canto, baile y actuación y desplegar todo su talento.
Hoy también es una de las protagonistas de Redes, la nueva obra de Jose María Muscari. Una puesta multidisciplinaria con la que se propone reflexionar acerca del mundo digital y sus efectos en la vida cotidiana. Con el protagónico de Inés Estévez y la actuación de “Rulo” Darian Schijman como el anfitrión del evento, la puesta suma al elenco además de a Connie, a otros influencers: Bimbo Godoy, Nati Jota, Cande Molfese, Flor Jazmín Peña, Grego Rossello, Lucas Spadafora y Kuky.
Me opongo a los ideales de perfección que propone el mundo virtual y, fiel a las banderas que defiendo, elijo descartar de mis redes a empresas que no estén comprometidas con la sustentabilidad y el cuidado del medioambiente.
Y a vos, ¿ para qué te sirven las redes?
En principio, para instalar, concientizar y agitar todas las causas que defiendo, que molestan y tocan intereses de muchas industrias de distintos rubros, además de cuestionar usos y costumbres culturales e intelectuales que la gente no quiere ver. Las redes te muestran todo perfecto y a mí me parece muy nocivo porque la vida no es perfecta. De hecho, hay que generar conciencia de que, casi siempre, las redes son mentirosas. Me opongo a los ideales de perfección que propone el mundo virtual y, fiel a las banderas que defiendo, elijo descartar de mis redes a empresas que no estén comprometidas con la sustentabilidad y el cuidado del medioambiente.
¿Cómo te vinculás con la naturaleza?
Me vinculo de distintas maneras, trato de estar en lugares al aire libre, de disfrutar esos momentos en que estoy en contacto literalmente con “la naturaleza”, de conectar con ella. Me voy de vacaciones a lugares donde haya árboles, mar, tierra. Uno de los lugares a los que más me gusta ir es a Bariloche en verano, soy muy fanática. Hace ya muchos veranos que me voy de vacaciones ahí porque me encanta.
También me vinculo desde un lugar más consciente intentando que mis hábitos sean amigables con la naturaleza. Si bien no es algo tangible, es clave. Hay una imagen muy famosa que recorre internet que dice ´Nadie cuida la naturaleza pero después todos queremos vacacionar en ella´ esa frase expresa claramente como nuestros hábitos impactan directamente en la naturaleza.
¿Desde cuándo te preocupa el cuidado del medioambiente? ¿Hubo un hecho puntual que activó el alerta?
El cuidado del medioambiente me preocupa desde muy chiquita, y fue tomando más importancia, formalidad y coherencia con los años. De chica para mí cuidar el medioambiente era levantar un papelito de la calle, pero a medida que fui creciendo, entendiendo algunas cosas y aprendiendo muchas otras, me di cuenta que hay otras maneras más integrales de cuidar la naturaleza.
¿Qué acciones realizás en tu vida cotidiana que tengan que ver con el cuidado del ambiente?
Tengo una dieta vegana, intento no generar residuos, cambiando pequeños hábitos como migrar a la cosmética natural, usando marcas veganas y que están comprometidas con ser carbono neutro, uso una esponja de lufa para lavar los platos, rechazo bolsas y sorbetes de plástico, uso bolsas de tela reutilizables y mis termitos que llevo a todos lados. Separo los residuos orgánicos de los reciclables, tengo una compostera y en unos días me llega mi huertita que voy a poner en la terraza. Soy activista y uso mis redes sociales para instalar estos temas y concientizar. Me informo lo más que puedo: veo documentales, leo mucho, sigo cuentas inspiradoras que también hablen de estos temas (Connie sigue a @qiargentina), sin caer en la sobreinformación porque eso también puede resultar muy agobiante.
Coherente con lo que predica, los muebles de su casa, la gran mayoría son vintage que compraron o heredaron de familiares para darles una segunda vida, y también tienen varios muebles de palette reciclado. Con mucha luz, plantas y detalles de decoración que le dan calidez, comparte y pasa sus días junto a su novio Nicolás Lorenzón y “Timo” su miniperrito que la acompaña desde hace más de 10 años. Nico, se acerca para saludarnos y mientras prepara café, confiesa entre risas: “Timo, venía en el contrato, era Connie y él; pero nos adoptamos rápidamente, es realmente adorable”
“Soy muy obsesiva, me mudé hace dos meses y ya desde el primer día tenía todo armado” señala Connie. Su casa es súper funcional y cuenta con un patio y una terraza donde nada quedó librado al azar y le permite contar con esa cuota diaria de naturaleza, un lugar ideal de encuentro con familia y amigos.
Todos podemos hacer algo para combatir el cambio climático y tener una vida más amable con la naturaleza. ¿Qué recomendás para que otros comiencen?
Definitivamente todos podemos hacer algo para combatir el cambio climático. Lo que recomiendo es empezar que muchas veces eso es lo más difícil. Plantearse objetivos pequeños que se puedan cumplir y no postergarlo para el lunes, ¡empezar hoy! No necesitamos ser ambientalistas o veganos perfectos, es mejor hacer pequeños cambios a favor del medioambiente, que no hacerlos por miedo a no hacerlo bien o que las acciones individuales no sean suficientes. Hay una cita de Lao Tse, que a mi me gusta mucho: “Todo camino de mil millas comienza con un primer paso”
27 años: dos discos, 2 libros, activista referente de importantes causas, actriz de televisión y teatro, shows musicales, tu propia marca de moda…¡Muchos logros! Cómo te proyectas, ¿qué esperas para Coisla en adelante?
Sí, ¡es un montón! Aprendí con el tiempo que quizás tener un plan muy preciso y armado, no es lo que más va conmigo. Obviamente tengo objetivos pero también intento ver qué me sorprende, qué puertas se abren que no esperaba y están buenísimas, aunque otras quizás se cierran. Aprendí a sorprenderme y dejarme fluir. Ahora, si me preguntás a qué aspiro, a que mi música llegue a muchos lugares, poder seguir activando y participando en proyectos relacionados al activismo, que Vrote crezca, tener algunas participaciones actorales. Abrirme a las oportunidades que vayan surgiendo y fortalecerme en este camino que emprendí.
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MÁS INFO
– Fue elegida Joven Destacada por Presidencia de la Nación y una de las 15 personas más influyentes del mundo por Fox Entertainment.
Fotos: Nora Lezano
Maquillaje y peinado: Joaquina Espinola @joaquinamakeup_