El término Fast Fashion hace referencia a la moda rápida. Lo que significa producir prendas de forma masiva y de manera rápida. Esto es lo que las grandes marcas de ropa hacen a nivel global. La calidad de las prendas se ve afectada porque el objetivo es hacer ropa desechable, para que solo se use cierta cantidad de veces. Hay un dato curioso con esto: el promedio de uso de una prenda producida bajo este concepto es de 7 veces. Luego es desechada y se repite el ciclo de compra.
Obviamente esto trae enormes y muy lamentables consecuencias en varios niveles. La primera es la gran cantidad de recursos que se necesitan para la producción de estas toneladas de ropa, que además generan desperdicios de telas y químicos que van a parar a ríos y mares. Debido a que el interés es la producción y venta masiva, poco o nada importan las condiciones de trabajo de los proveedores y trabajadores de la cadena de valor, por lo que sus derechos laborales son vulnerados ofreciendo salarios muy bajos por largas horas de trabajo. Generalmente contratan personal de países en vía de desarrollo, abaratando su mano de obra e impactando de forma negativa en el ecosistema de ese lugar.
En contraposición, está el Slow Fashion, que hace referencia a una moda ligera, lenta en el ciclo de producción, que promueve prácticas éticas en toda la cadena de valor. El objetivo principal de esta alternativa en la industria de la moda, es producir a menor escala y con tiempos más humanos prendas de mayor calidad, y por ende mayor durabilidad, alargando el ciclo de vida de cada pieza y disminuyendo el impacto de CO2 en su mayor medida, aprovechando todos los desperdicios de telas, hilos, plásticos, etc. a través de diferentes técnicas y mucha creatividad en el diseño y obteniendo prendas exclusivas, porque no hay gran cantidad de ellas.
Además fomenta la toma de consciencia frente a las decisiones de consumo y producción en la industria textil, favorece a los empleados y productores, porque hay un trasfondo humano y de profundo bienestar para todo el ecosistema, por lo que las condiciones de trabajo son éticas y con garantías.
La moda sostenible crea conciencia y nos conecta con el entorno natural desde lo que somos a través de la creatividad, la moda y el diseño para generar un verdadero impacto positivo y con propósito en la industria.
Existen muchas alternativas para acceder a la moda Slow Fashion, una de ellas es la ropa de segunda mano, adquiriendo piezas únicas con un estilo vintage que busca volver a poner en el ciclo de consumo prendas originales. Otra forma es apoyar el comercio local de emprendedores y diseñadores que apuestan por la sostenibilidad, en diseño, materiales y producción en general.
Donar ropa es otra alternativa. Existen muchas tiendas dedicadas a recibir prendas en excelente estado y ponerlas de nuevo en el ciclo de consumo.
Restaurar la ropa también es otra opción. Es posible modificar y re-diseñar prendas que ya no nos quedan, que tienen algún imperfecto o que ya no nos gustan. Modificar esas piezas es la opción adecuada si buscas darle otro aire a tu armario y renovar lo que ya tienes, sacándole el máximo provecho.
Otra ventaja de slow fashion es la posibilidad de conocer la trazabilidad, saber toda la historia detrás de cada prenda, quién la hizo, bajo qué condiciones, con qué materiales, y toda la cadena de valor y el paso a paso detrás. Eso sin duda es un valor agregado que conecta al consumidor con la marca y ofrece una experiencia diferente en doble vía.
La moda sostenible crea conciencia y nos conecta con el entorno natural desde lo que somos a través de la creatividad, la moda y el diseño para generar un verdadero impacto positivo y con propósito en la industria.
Características de la moda lenta:
- Ralentiza el ritmo de compras y consumo
- Prendas atemporales
- Calidad en vez de cantidad
- Apoyo a la compra local
- Apuesta por el reciclaje y por adquirir ropa de segunda mano
- Donar las prendas de ropa que ya no usemos, para así alargar su ciclo de vida
- Los tiempos de producción respetan y priorizan la calidad humana, no el consumismo
- En el proceso, se opta por materiales con menos químicos, tintes, energía, menos recursos, menos desperdicio y mínimo impacto.
El Slow Fashion o moda lenta es más que una tendencia y un método, es la manera de pensar, hacer y consumir la moda de manera consiente e intencionada, fomentando el cuidado de los procesos de producción, buscando asegurar la calidad de cada producto creado para que sean perdurables y sostenibles a lo largo del tiempo. La moda lenta propone una desaceleración, un respiro ante la excesiva producción y el consumo desmedido instalados por el Fast Fashion, aquellos que llevaron a que la industria de la moda sea la segunda más contaminante del planeta. Bajo esta mirada, el tiempo que cada proceso necesita es sumamente valorado, permitiendo que cada integrante de la cadena de valor pueda realizar su actividad desde una mirada ética y responsable, considerando tanto el impacto sobre el medioambiente como el impacto humano generados.