El plástico tiene los días contados, o eso es lo que esperamos quienes pretendemos que el planeta permanezca a salvo unos cuantos milenios más. Pero, para que llegue el momento de desterrarlo completamente, deben aparecer alternativas útiles y sostenibles. Reolivar podría ser una de ellas: este material fabricado en España a partir de los carozos de las aceitunas, es compostable y fácilmente moldeable. Tanto, que basta con calentarlo en una olla para hacerlo líquido y reconvertirlo en una nueva pieza. Detrás de esta idea que podría cambiar el mundo están Silvana Catazine y Josean Vilar. Ella es diseñadora; él, arquitecto, y ambos forman Naifactory Lab.
Algunos plásticos que nos venden con el prefijo ‘bio’ no se biodegradan a menos que sean sometidos a altísimas temperaturas que no se dan de manera natural en la Tierra. No es el caso de Reolivar: «Es un bio-composite inteligente, es decir, que responde a la necesidad de cada usuario. Se mantiene totalmente estable y duradero en un ambiente normal de humedad y temperatura, pero si decidimos deshacernos de ellos, basta con dejarlos biodegradarse en el compost o, incluso, en la propia naturaleza, pues su fórmula contiene únicamente ingredientes naturales. El agua y los microorganismos se encargan de cerrar su ciclo de vida en cuestión de semanas», aseguran sus creadores.
Por su apariencia y propiedades podría sustituir al plástico habitual, pues incluso resulta más fácilmente moldeable que el plástico: «Su comportamiento mecánico lo acerca más a la madera, por lo que permite mecanizados como el fresado o torneado. Y, además, en estado líquido, se puede utilizar como adhesivo para soldar piezas entre sí», aseguran Catazine y Vilar. «Otra gran ventaja de estos materiales es su reutilización, pues tienen la capacidad de derretirse a baja temperatura sin emitir gases tóxicos y ser transformados mediante moldes en nuevas piezas».
Su aspecto «despierta una atracción especial por su aspecto frágil similar al vidrio soplado», explican asimismo. «Los que se aventuran a tocar nuestras piezas se sorprenden al descubrir el tacto y la ligereza del material», afirman, algo que pudieron comprobar a su paso por la feria Maker Faire de Barcelona el pasado año, donde cosecharon una gran recepción por parte de los asistentes, que se tornaba en incredulidad al conocer la procedencia del material.
Desde Naifactory Lab destacan la versatilidad del material, con el que ya han elaborado lámparas, cuencos, pequeño mobiliario y juegos de construcción.
Estos expertos también se encuentran trabajando en la transformación de Reolivar en mamparas o paneles mecanizables, lo que, aseguran, les abre un panorama de posibilidades muy amplio. De hecho, ya están creando prototipos para empresas.
«Hay un movimiento creciente de desarrollo de biomateriales en todo el planeta, y esto es algo muy positivo, porque es un claro indicador de que existe una tendencia al cambio de modelo de sociedad. Nos gusta mucho lo que se está haciendo con otros residuos, como el del café», detalla la pareja.