Si repasamos todas las actividades que realizamos a lo largo de un día seremos conscientes de que utilizamos diversas fuentes de energía en la mayoría de ellas. Por esto es importante estar atentos a la importancia de realizar un consumo responsable, fomentando el ahorro energético para contribuir a conservar el medioambiente y el desarrollo sostenible.
Pero ¿cómo ahorrar energía? Existen numerosas acciones que podemos tener en cuenta para fomentar el ahorro energético, pero las más sencillas se encuentran en pequeños gestos de nuestras rutinas diarias.
En la cocina, pensá siempre en términos energéticos
Tapá la cacerola. Utilizá sólo el agua necesaria cuando vayas a hervir alimentos. Usá olla a presión. No precalientes el horno, no lo abras mientras no termines de cocinar y usá el programador automático. Si tenés que comprar una cocina, la más conveniente es la de inducción, que es la forma más eficiente de calentar, junto con el microondas. Si tenés cocina eléctrica, apagá los fuegos o el horno cuando esté caliente y dejá que se termine de cocinar sin consumir electricidad.
En el microondas también podemos ser más eficientes. No lo abras antes de que termine la cocción. Colocar los alimentos en trozos hace que su tiempo de cocción sea menor. Si se realizó una cocción prolongada, dejar un par de minutos los alimentos en el interior una vez apagado, ya que terminarán de cocinarse con el calor acumulado en su interior.
Colocá la heladera en un lugar fresco y descongelala con regularidad. No la pongas nunca cerca de fuentes de calor (horno, cocina, anafes…). Abrí las puertas el menor tiempo posible y verificá que cierren bien. No obstruyas la ventilación de las rejillas de atrás y mantenelas limpias de polvo.
Las heladeras consumen más energía cuando acumulan hielo. No introduzcas nunca alimentos calientes. Descongelá la comida pasándola del freezer a la heladera un día antes. Ajustá el termostato a una temperatura no excesivamente baja. Por cada grado centígrado de frío su consumo de energía aumenta un 5%.
Existen numerosas acciones que podemos tener en cuenta para fomentar el ahorro energético, pero las más sencillas se encuentran en pequeños gestos de nuestras rutinas diarias.
Cómo ahorrar en los lavados
Ya escuchaste sobre la conveniencia de mantener la canilla cerrada durante el cepillado de los dientes o el lavado de los platos pero, además, hay otros datos a tener en cuenta:
Date una ducha rápida en lugar de un baño. Cerrá la canilla mientras te enjabonás. Instalá un economizador de agua en la ducha: acorta a la mitad el consumo de agua y de energía. Un grifo monomando o con control separado de caudal y temperatura ayudan a ahorrar agua y energía de forma fácil y cómoda.
Ahorrá en el lavado de ropa. Lavá en frío y olvidate del prelavado. Un lavado normal será más que suficiente y reducirás el consumo energético hasta un 80%. Realizá siempre el lavado con el lavarropas lleno o, como mínimo, a unos tres cuartos de su capacidad. Cuando necesites cambiar el lavarropas, elegí uno de categoría A, reducirás tanto en consumo de energía como de agua.
Tendé la ropa para que se seque. Los secarropas son auténticos devoradores de energía. Un hogar de cuatro personas que no utilice secarropas ahorrará 480 kWh –y 120 kilos de CO2– anualmente. Equivalente a las emisiones generadas por conducir unos 1.000 km en auto.