Entre todas las consecuencias que tuvo a nivel mundial, la pandemia llevó en muchos casos a repensar la relación de los individuos con el hogar. Forzados a pasar más tiempo dentro de nuestras viviendas y a desarrollar allí una gran cantidad de actividades diarias, en este último tiempo ganó fuerza la idea de la casa como refugio. Un espacio propio, cómodo y amigable para habitar durante casi todo el día.
Pero además de generar mayor conciencia sobre el lugar en el que vivimos, la noción del hogar-refugio reavivó también el concepto de la arquitectura sustentable: una forma de construir basada en el cuidado del medioambiente y que cada vez más ciudades del mundo están adoptando para sus proyectos de urbanización.
“La arquitectura sustentable se puede definir como aquella arquitectura que está comprometida con el impacto que genera en la naturaleza ahora y para las próximas generaciones. Tiene en cuenta que uno no construye sólo para el momento actual, sino pensando en el impacto futuro”, explica el arquitecto Gonzalo Bardach, uno de los fundadores del estudio BAM! Arquitectura.
Bardach fue quien, junto con su socio Matías Mosquera, construyó la casa MeMo, uno de los proyectos emblemáticos de las viviendas sustentables en Argentina.
Construida en el año 2015 en la localidad de San Isidro, provincia de Buenos Aires, esta casa aplica los conceptos más importantes de la arquitectura sustentable.Al respecto, Bardach cuenta: “Casa MeMo es icónica porque está construida entre medianeras y es un oasis en el medio de la ciudad, trabajamos mucho desde lo paisajístico para intentar generar un paisaje verde con la propia arquitectura”.
Las casas sustentables pueden incluir paneles solares, recolección del agua de lluvia y la utilización de vegetación nativa.
Entre sus principales características, casa MeMo posee iluminación natural en todos sus ambientes, está aislada térmicamente y cuenta con bomba de calor, recolecta el agua de lluvia y fue construida teniendo en cuenta el recorrido del sol. Además, posee un techo de cubierta verde con vegetación nativa, una huerta propia para el abastecimiento, paneles solares para la energía eléctrica y colectores solares que se utilizan para calefaccionar y también calentar el agua de uso sanitario.
Quien vive allí es Mercedes Moles, una profesional amante del paisajismo que toda su vida estuvo interesada en el cuidado del medioambiente y el impacto que la basura genera en nuestro planeta.
“Vivir en casa MeMo es una belleza, para mí es como vivir en el campo por el contacto tan directo que tengo con los recursos naturales. La luna sale por una ventana, después aparece por otras. A veces hago yoga de noche y veo la luna, es muy fuerte el contacto con la naturaleza”, detalla Mercedes sobre la experiencia de pasar allí sus días. Y agrega: “Tengo mi propia huerta donde cultivo lechuga, tomate, zanahoria, remolacha, puerro. Tengo limonero y ciruelo. El sabor de las cosas que cultivo es increíble. Además gasto poca energía, no tengo gas, consumo poca electricidad y los paneles solares me cubren. En ciertos momentos hasta produzco más de lo que consumo”.
Otro proyecto similar es la Casa JJ. Ubicada en San Carlos de Bariloche en un valle entre los cerros Otto y Ventana, esta casa de hermosas vistas fue construida por el arquitecto barilochense Germán Spahr y ganó el Premio de Arquitectura y Hábitat Sustentable 2016, entregado por la Universidad Nacional de la Plata y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires.
Tal como explica Spahr, uno de los desafíos más grandes de construir JJ fue el clima tan frío que caracteriza al sur de nuestro país. “El fin de la arquitectura sustentable es interpretar correctamente el clima. Hay que poder hacer esa relación para entender cuándo se va a usar el edificio, de qué manera y qué características necesita”, detalla el arquitecto. Sobre las particularidades específicas de la Casa JJ, Spahr explica: “En este caso utilicé una fachada vidriada orientada hacia el Norte, el lado con mayor asoleamiento anual. Uno trata de crear un efecto invernadero en el interior de la casa. Pusimos también mucha masa térmica con materiales pesados como hormigón, que tiene la capacidad de absorber calor y luego lo libera durante la noche. Entre todas las estrategias lográs formar un sistema que va buscando el equilibrio térmico. La idea es tratar de calentar de forma pasiva, sin quemar combustibles fósiles. Se puede reducir entre un 30 % y un 50 % la huella de carbono”.
¿Puedo vivir en una casa sustentable? ¿Se requiere de mucha inversión? Los especialistas sostienen que los costos son muy similares.
La impronta sustentable de la Casa JJ se completa con el aprovechamiento del agua de lluvia, paneles solares para generar electricidad propia y huertas bioclimáticas para producir alimentos in situ. A su vez, la misma huerta filtra y recicla las aguas grises de la casa (aquellas que contienen jabón, provenientes de las bachas y fregaderos) con el fin de reutilizarlas en las mochilas de los baños.
Otro de los grandes aliados al momento de pensar en una casa sustentable es el steel framing (o construcción en seco), un sistema que en los últimos años fue ganando cada vez más adeptos gracias al ahorro de tiempo que genera al encarar un proyecto arquitectónico. “El steel framing permite generar una buena aislación térmica y muchas veces aísla más que los sistemas de construcción tradicionales. En los métodos convencionales hay recursos para aislar, pero la construcción en seco de por sí es amigable. Hay que pensar las diferentes variantes y animarse a los sistemas mixtos”, explica Gonzalo Bardarch.
La pregunta que surge normalmente es: ¿puedo vivir en una casa sustentable? ¿Se requiere de mucha inversión para embarcarse en un proyecto así? Según el arquitecto Gonzalo Bardach, prácticamente no hay diferencia entre construir una casa tradicional y una sustentable.
“Es una forma de diseñar, de pensar. Invertís lo mismo. Es simplemente en vez de ponerle teja poner una cubierta verde, por ejemplo, o reutilizar el agua en vez de desecharla. Todo puede generar un impacto. Después hay cosas que podés dejar previstas para el futuro y cuando podés hacer la inversión la hacés, como el caso de los paneles solares”, agrega Bardach
Consultado sobre la importancia que la sociedad le da actualmente a este tipo de proyectos, el barilochense Germán Spahr opina que es mediante la educación y la concientización que las personas realmente prestan atención y se interesan por un tema. “Es un proceso lento, pero me da la impresión de que viene aumentando la conciencia colectiva por tener una casa más amigable con el medioambiente”, opina.
Por su parte, el arquitecto Gonzalo Bardach cuenta que cada vez más personas se acercan a preguntar con interés. “La gente tiene más conciencia, se amiga con el concepto de arquitectura sustentable, que no es solo poner un panel solar. Hoy se come mucho más sano, se compran verduras orgánicas, hay más veganos. ¿Es negocio o no? No sé, es una decisión de vida. Creo que va por ahí, que hay personas que eligen vivir distinto. Con lo de la pandemia hubo muchas consultas, porque la gente ya se imagina armar su propio refugio autosustentable. Hay que pensar una casa que tenga conciencia con el paisaje, con el impacto, que esté bien construida y que te autoabastezca”, concluye.
FOTOGRAFÍA: BAM! ARQUITECTURA/ GERMÁN SPAHR