Los ciudadanos australianos recibieron una gran noticia esta semana: pronto cada hogar podría gozar de tres horas de electricidad gratuita al día. Esta iniciativa, pionera a nivel mundial, busca compartir los beneficios del exceso de generación de energía solar. De tener éxito, podría establecer un modelo replicable para un futuro energético cada vez más dependiente de la luz solar.
El dilema de la energía solar
La red eléctrica de Australia, gracias a una alta penetración de paneles fotovoltaicos, experimenta un exceso de capacidad de generación durante el día. Sin embargo, la situación se invierte drásticamente por la noche, cuando el consumo se dispara (al regresar la gente del trabajo y utilizar electrodomésticos), sobrecargando el sistema.
Para abordar este desequilibrio, el gobierno australiano anunció la implementación de su programa «Solar Sharer» .
Un Modelo de Beneficio Compartido
El programa «Solar Sharer» comenzará a implementarse a partir de julio de 2026 en tres estados clave (Nueva Gales del Sur, Australia Meridional y el sureste de Queensland), con planes de expansión al resto del país en 2027.
La esencia del proyecto radica en aprovechar esa energía solar que hoy se genera de más durante las horas pico del sol, distribuyendo su valor a los hogares en forma de crédito o consumo gratuito, incentivando a su vez el uso eficiente de la red.
Si bien los detalles técnicos exactos sobre cómo se gestionará la distribución horaria están por definirse, el mensaje es claro: la inversión masiva en energía limpia no solo beneficia al planeta, sino que se traduce en un beneficio económico directo para el ciudadano, convirtiendo un problema de excedente en una solución social.
Este audaz experimento de gestión energética será observado de cerca por países con gran potencial solar, ofreciendo una hoja de ruta sobre cómo la tecnología y la política pública pueden trabajar juntas para democratizar los beneficios de las energías renovables.




















