Más de un tercio de los grandes simios que viven en África están amenazados por la creciente demanda de minerales que son fundamentales para la creación de tecnologías de energía verde, como los vehículos eléctricos.
África alberga alrededor de una sexta parte de los bosques que quedan en el mundo, y el hábitat se encuentra en países como Ghana, Gabón y Uganda. El continente también alberga cuatro especies de grandes simios : chimpancés, bonobos y dos especies de gorilas.
Los grandes simios que viven en África están amenazados por el aumento de la minería en busca de materiales para la creación de tecnologías de energía verde.
Pero muchos de estos grandes simios viven en regiones que las empresas mineras consideran sitios potenciales para extraer materias primas. Por ejemplo, más del 50 por ciento de las reservas mundiales de cobalto y manganeso se encuentran en África , y el 22 por ciento de las de grafito.
El cobalto, el manganeso y el grafito se utilizan en la fabricación de baterías de iones de litio que alimentan los vehículos eléctricos. Otros materiales que se encuentran en estos países, como la bauxita, el platino, el cobre, el grafito y el litio, se utilizan para impulsar tecnologías verdes, como el hidrógeno, las turbinas eólicas y los paneles solares.
Para evaluar la magnitud de la amenaza a las poblaciones de grandes simios, Jessica Junker , anteriormente en el Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad y ahora en el grupo conservacionista sin fines de lucro Re:wild en Austin, Texas, y sus colegas superpusieron la ubicación de los centros operativos y Sitios mineros planificados en 17 países africanos con datos disponibles sobre la densidad y distribución de las poblaciones de simios.
El equipo trazó una “zona de amortiguamiento” de 50 kilómetros alrededor de los sitios mineros, para tener en cuenta tanto sus impactos directos sobre las poblaciones de simios, como la contaminación acústica, la pérdida de hábitat y la propagación de enfermedades, como las perturbaciones indirectas, como la construcción de nuevas vías de servicio. e infraestructura.
“El mayor solapamiento espacial entre zonas mineras y áreas importantes para los grandes simios lo hemos documentado en África Occidental. Concretamente, en los países de Liberia, Sierra Leona, Mali y Guinea, donde coinciden regiones de alta densidad de chimpancés y minería, incluidas zonas que aíslan las poblaciones de 10 y 50 kilómetros”, explica Junker.
Impactos directos e indirectos
El equipo de investigación utilizó datos sobre zonas mineras operativas y preoperativas en 17 naciones africanas y trazaron espacios de 10 km para tener en cuenta los impactos directos, como la destrucción del hábitat y la contaminación lumínica y acústica.
En toda África, se estima que cerca de 180.000 gorilas, bonobos y chimpancés están en riesgo por la actividad minera.
Además, definieron otras áreas de 50 km para los impactos indirectos que tienen en cuenta el aumento de la actividad humana cerca de estas explotaciones: se construyen nuevas carreteras e infraestructura para acceder a estas zonas que alguna vez fueron remotas, y muchas personas migran también en busca de empleo.
Todas estas prácticas aumentan la presión sobre los grandes simios y su hábitat a través del aumento de la caza, la pérdida de hábitat y un mayor riesgo de transmisión de enfermedades.
Al integrar todos los datos de distribución de la densidad de los grandes simios, los científicos estudiaron cuántos podrían verse afectados negativamente por la minería y mapearon estas áreas. En general, las zonas más sensibles, las que tienen densidades relativamente altas de simios y minería, no están protegidas.
“Uno de los grandes problemas que tenemos es que no siempre sabemos qué especies se ven afectadas por estos proyectos, porque su impacto no siempre está debidamente documentado. Por eso instamos a las empresas mineras a que lleven un registro de las plantas y animales de la zona afectada antes de empezar a explotar, y a que los controlen periódicamente durante su actividad. De este modo, podrán reducir más eficazmente su impacto sobre el medio ambiente”, reclama la investigadora.
Las empresas deberían dejar de minar en áreas importantes para los simios y, en cambio, centrarse en reciclar estos materiales críticos de los desechos. La reutilización de metales tiene un enorme potencial.
Mayor trasparencia en las empresas mineras
El equipo señala en el trabajo que, debido a que las empresas mineras no están obligadas a poner a disposición del público los datos sobre biodiversidad, el verdadero impacto de la minería en la biodiversidad y en los grandes simios, en particular, puede ser aún mayor.
“Existen varios mecanismos para incentivar a las empresas a reducir su impacto medioambiental y social. Sin embargo, un problema recurrente es que las compañías mineras suelen ocuparse solo de los impactos directos, descuidando los indirectos o los que no se producen durante la exploración”, apunta Junker.
La científica enfatiza que la información que se tiene actualmente es una imagen incompleta: “Abogamos por una mayor transparencia en el sector minero e instamos a los bancos prestamistas, incluido el Banco Mundial, a que garanticen la accesibilidad de los datos medioambientales. En concreto, proponemos que los proyectos apoyados por el Banco Mundial compartan los datos de los estudios sobre simios en una plataforma centralizada como la base de datos A.P.E.S.”.
Según la experta, las empresas pueden estar limitando las consecuencias de su actividad a los topes de los arrendamientos mineros, pasando por alto el entorno. Además, subestiman a menudo el plazo de aplicación de las estrategias de mitigación, lo que puede obstaculizar la recuperación de la población.
“Instamos a empresas, prestamistas y naciones a reconsiderar las inversiones en actividades de exploración dentro de regiones biodiversas, haciendo hincapié en la importancia de conservar las zonas vírgenes. Además, es imperativo un cambio social, para reevaluar nuestros hábitos. Es crucial que todo el mundo adopte una mentalidad de reducción del consumo y responsables políticos deben promulgar políticas de reciclaje más eficaces para facilitar la reutilización sostenible de los metales”, subraya.
Los planes de compensación no son a largo plazo
La compensación de estos proyectos mineros con lo que destruyen es inexacta y subestimada para los investigadores: actualmente se desarrollan mientras haya explotación (por lo general, 20 años), cuando en el caso de los hábitats de los grandes simios las consecuencias son permanentes.
«Las empresas mineras deben centrarse en evitar sus impactos en los grandes simios tanto como sea posible y utilizar la compensación como último recurso, ya que hoy por hoy no hay ningún ejemplo en el caso de los grandes simios que haya tenido éxito», explica Genevieve Campbell investigadora principal de Re: wild.
“Simplemente necesitamos consumir de manera más sostenible. Entonces será posible dejar intactas al menos algunas de las áreas que son muy importantes para los grandes simios”, Junker.
Estar problemática se une a la ya existente con de las explotaciones agrícolas como el aceite de palma y el aguacate, que tiene su propia normativa y certificación de la Rainforest Alliance. “Sin embargo, al igual que ocurre con las normas mineras, deficiencias como la falta de transparencia, el alcance limitado y el cumplimiento de las normas dificultan su eficacia”, denuncia Juker.
“La recopilación de datos de referencia y de seguimiento de la biodiversidad científicamente rigurosos es crucial para cualquier proyecto de desarrollo. Alejarse de los combustibles fósiles es bueno para el clima, pero debe hacerse de una manera que no ponga en peligro la biodiversidad. En su versión actual, incluso puede ir en contra de los objetivos medioambientales a los que aspiramos», concluye la experta.
Referencia: Jessica Junker et al. “Threat of mining to African great apes”. Science Advances