Tras 18 meses de negociaciones, el Senado de Estados Unidos aprobó un ambicioso plan de Joe Biden para favorecer el acceso a la salud y para mitigar el cambio climático, ofreciendo una significativa victoria a menos de 100 días de cruciales elecciones.
Por primera vez el gobierno de Estados Unidos abordará seriamente la crisis ambiental a partir de la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) en agosto de 2022.
La ley destina casi $370 mil millones a programas relacionados con la crisis climática y la transición a energías renovables, acelerando la carrera para reducir 40% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el país, y que impactarán positivamente en la acción climática de todo el mundo.
Para 2030, los investigadores pronostican que como resultado de los incewntivos y acciones promovidas por esta ley, las emisiones de gases de efecto invernadero serán entre un 32 y un 42% por debajo de los niveles de 2005. Si bien esta estimación es alentadora, no es suficiente para alcanzar el objetivo de una reducción del 50% para 2030 que ha establecido la administración del actual presidente.
La ley acelera la carrera para reducir 40% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el país.
Comienza una década de financiamiento.
A partir del 1ro. de enero de este año se otorgan créditos fiscales para brindar apoyo financiero a los consumidores para migrar al uso de energías limpias en el hogar. La instalación de placas solares por ejemplo, será subsidiada en 30% y cada estadounidense recibirá hasta 7.500 dólares en créditos fiscales por la compra de un coche eléctrico. También se ofrece varios miles de millones de dólares en créditos fiscales a las industrias más contaminantes para ayudarlas en su transición energética.
Fuertes inversiones se destinarán para apoyar proyectos de energía de fuentes renovables y, el desarrollo de nuevas tecnologías para descarbonizar (captura y almacenamiento de carbono), cuenta con un impulso financiero particular para proyectos de captura de carbono directamente de la atmósfera.
Además, se otorgan créditos para tecnologías como el hidrógeno producido a partir de energías renovables, reactores nucleares avanzados y energía geotérmica. Incluso destina unos cientos de millones de dólares al desarrollo de la fusión nuclear.
Para 2030, alrededor del 75% de la electricidad de Estados Unidos. podría provenir de fuentes limpias, anticipa Anand Gopal de Energy Innovation, un grupo de expertos en California. “A partir de este momento, la electricidad de energía limpia, particularmente con energías renovables, es la nueva generación de menor costo que existe”, asegura.
Para 2030, alrededor del 75% de la electricidad de Estados Unidos. podría provenir de fuentes limpias.
Todo esto incentiva la inversión privada en la economía baja en carbono, asevera Truzaar Dordi de la Universidad de Victoria en Canadá. Un informe del banco Credit Suisse estima que la IRA y la inversión privada que impulsa podrían generar $ 1,7 billones de inversiones en proyectos relacionados con el clima durante la próxima década.
Las medidas implementadas posicionarán a Estados Unidos en un lugar más competitivo en las industrias relacionadas con la mitigación del cambio climático y le otorgará más credibilidad en las próximas negociaciones climáticas internacionales.
Los cambios deberían empezar a ser visibles rápidamente. La transición está en marcha.
Con información de New Scientist y DW