El Gobierno presentó los lineamientos para la transición energética 2030. El documento establece los criterios que serán utilizados en el futuro para definir las políticas públicas en relación con la energía y la problemática ambiental.
En la resolución se establecieron los montos de inversiones en capacidad instalada para el plan. Se estima que se requerirán entre US$9.924 millones y US$13.970 millones, de acuerdo con dos escenarios posibles: la diferencia entre ambos escenarios se explicaría por la potencia instalada adicional en energía eólica y solar fotovoltaica.
“El proceso de transición energética implica un cambio estructural en los sistemas de abastecimiento y utilización de la energía, lo cual tiene consecuencias inciertas en los modos de organización social. A diferencia de las transiciones del pasado, que surgieron endógenamente como resultado de innovaciones tecnológicas y/o descubrimientos de recursos, la actual es una transición consciente para evolucionar del paradigma fósil”, dice la norma.
1. Eficiencia energética: reducción del consumo de electricidad y gas en 8,5%
La intención del Gobierno es que el consumo de estos medios convencionales de energía se reduzca 8,5% a través de un uso más eficiente. “También se incluyen medidas asociadas a la mayor eficiencia en la generación de electricidad y la adopción de tecnologías para la reducción de emisiones de metano”, dice la norma.
2. Energía limpia en emisiones de gases efecto invernadero (GEI): aumento de las fuentes de menos emisiones
El 90% del incremento de la potencia instalada entre el año que viene y 2030 provendrán de fuentes energéticas de bajas emisiones. Con ello, se espera que representen el 55% de la generación eléctrica y que desplacen a centrales térmicas más contaminantes. “Este sendero de descarbonización se manifestaría en una reducción cercana al 50% de la intensidad de carbono de la matriz eléctrica respecto a la actualidad, reduciendo cerca de la mitad las emisiones del subsector”, menciona la resolución oficial.
3. Gasificación: desarrollo del gas en la Argentina para reducir el uso de GNL
“Se implementarán medidas tendientes a gasificar consumos energéticos hoy abastecidos por medio de combustibles líquidos derivados del petróleo. De esta forma, se reducirán las emisiones de gases de efecto invernadero por medio de un suministro confiable, asequible, continuo y menos contaminante a la vez que se aprovechan los recursos del país”, estipula la norma. El objetivo será potenciar el desarrollo de las cuencas hidrocarburíferas, en tierra y mar, para que la Argentina sea un proveedor mundial de gas.
4. Desarrollo de capacidades tecnológicas nacionales
En este punto, no se definieron objetivos específicos. Sin embargo, como lineamientos, el Gobierno estipuló que se “intentará generar no solo valor agregado sectorial por medio del desarrollo de proveedores locales que creen empleo de calidad, sino también, procesos de aprendizaje continuo y acumulación de capacidades de cara a nuestras metas y objetivos ambientales y de transición energética de cara al año 2050″.
5. Resiliencia del sistema energético: adecuación a climas extremos
El Gobierno busca adecuar la matriz energética, el transporte de alta y media tensión y las redes de distribución para asegurar el aprovisionamiento de energía en eventos climáticos extremos. “Se garantizará el acceso a la energía asequible, a través de la ampliación de la red eléctrica y la promoción de la generación distribuida, tanto en entornos rurales como urbanos, para reducir la vulnerabilidad de la población ante eventos extremos”, menciona.
6. Federalización del desarrollo energético
“La transición energética se emprenderá de manera federal, con la participación activa de las provincias en la planificación y desarrollo de conglomerados productivos de generación energética a partir de energías renovables y limpias en emisiones de GEI”, explica la norma.
7. Estrategia nacional para el desarrollo del hidrógeno
El Gobierno busca invertir en esta fuente de energía alternativa, que se encuentra en pleno crecimiento mundial. Es conocida como hidrógeno verde, renovable o e-Hydrogen y Bill Gates la destacó este año como la mejor innovación de los últimos años para combatir el efecto invernadero.