La huella ambiental es un indicador que mide los recursos que se consumen de la tierra y los residuos que estos generan para poder calcular el impacto de las acciones y elecciones del ser humano sobre su entorno.
Cada día se consumen alimentos y bebidas en todo el mundo que suponen un gran impacto para el medioambiente. En ese sentido, el alimento con mayor impacto negativo es la carne de ternera, cuya huella ecológica muestra que el consumo de una o dos porciones por semana (75 gramos por porción) añade 604 kg de CO2 a la atmósfera, lo que equivale a seis canchas de tenis.
Se menciona mucho el uso de plásticos cuando hablamos de huella ambiental. Sin embargo, el 90% de la deforestación del Amazonas se debe a la ganadería industrial, no al plástico. Más del 75% de la soja que se cultiva en el mundo, se destina a la comida del ganado, no al plástico. Se estima que solo eliminando los productos animales de nuestra dieta podemos reducir nuestro impacto medioambiental hasta en un 73%.
En general, una dieta basada en productos de origen vegetal genera una menor huella de carbono. Junto a las legumbres, cereales como el maíz, la cebada, el trigo o el arroz lideran el ranking.
¿Y cuáles son los alimentos que tienen un menor impacto ambiental? Liderando la lista aparecen las legumbres, que han sido catalogadas como el mejor alimento para la sostenibilidad del futuro. Lentejas, garbanzos o frijoles tienen una huella de carbono muy baja, son capaces de adaptarse al cambio climático y también ayudan a reducir sus efectos, pues fijan el nitrógeno de la atmósfera en el suelo y mejoran la productividad de otros cultivos.
En general, una dieta basada en productos de origen vegetal genera una menor huella de carbono. Junto a las legumbres, cereales como el maíz, la cebada, el trigo o el arroz lideran el ranking. La valoración de las frutas, verduras y hortalizas es más compleja porque depende de otros factores, como la variedad y la estacionalidad.
¿Cómo reducir mi huella ambiental?
Una de las mejores alternativas para alimentarse responsablemente es la dieta sostenible, que reduce el consumo de carne, aumenta la ingesta de frutas y verduras y evita alimentos procesados.
También será importante la compra responsable, que consiste en comprar a tiendas o productores cercanos, comprar a granel y consumir frutas y verduras de temporada, como parte de las acciones que buscan una repercusión más amable con el medioambiente.