Miles de ciudadanos se congregaron el domingo en Estambul para expresar su rechazo a un polémico proyecto de ley que propone sacrificar perros callejeros como medida para controlar su proliferación. Bajo consignas como “¡No se quedan callados, digan no a la masacre!”, la plaza Yenikapi se convirtió en el punto de encuentro de manifestantes de todas las edades y tendencias políticas.
La iniciativa, impulsada por el partido gobernante AKP, busca abordar una población estimada de cuatro millones de perros callejeros en Turquía, según datos oficiales, aunque en 2022 el Ministerio de Agricultura elevó la cifra a diez millones.
El proyecto de ley contempla la captura, esterilización, marcado con chip y, si no son adoptados en 30 días, la eutanasia de estos animales.
Sin embargo, los opositores demandan campañas de esterilización más efectivas y denuncian la falta de recursos para abordar el problema. En palabras de Sule Giritlioglu, ingeniera de 27 años, la propuesta es considerada “una ley asesina”. Además, existe el temor de que los gatos sean el próximo objetivo de estas medidas.
El presidente, Recep Tayyip Erdogan, reconoció esta semana que Turquía tenía un «problema de perros callejeros que no existe en ningún país desarrollado» y citó el aumento de casos de rabia.
«Hay que pasar a métodos más radicales», insistió el jefe de Estado, abogando por campañas de esterilización y adopción para evitar «pasar a la siguiente fase».
Los activistas y defensores de animales rechazan el proyecto y abogan por soluciones alternativas más compasivas y efectivas.
«No hay justicia»
Los perros y gatos callejeros son parte integrante del día a día de los turcos y mucha gente cuida de ellos.
Mert Tuncel, de 28 años, ayuda por ejemplo a animales víctimas de violencia con donativos recaudados a través de su página de Instagram Arazi_mamadestek.
El joven está sentado en el pasto con «Şans» (suerte, en turco), una perra que fue maltratada.
«No hay nadie que castigue esto (…). No hay justicia», declaró.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera sin embargo que Turquía es un país de «alto riesgo» en cuanto a casos de rabia.
En los últimos cinco años, al menos 55 muertes han sido causadas por perros, ya sea por mordeduras o en accidentes de tráfico.
Falta de refugios
Una ley en vigor desde 2021 obliga a los municipios a crear refugios, pero según la Federación de Derechos de los Animales (Haykonfed), 1.100 de los 1.394 municipios turcos no tienen ninguno.
En los últimos meses, tanto la prensa como las redes sociales se hicieron eco de varios accidentes que conmocionaron al país.
Un video grabado este invierno en la parte asiática de Estambul muestra a un perro abalanzándose sobre una anciana, que cae al suelo. Otra grabación muestra las graves mordeduras infligidas a una niña en Ankara, la capital, en diciembre.
Pero para Emre Onuk, se trata de una campaña de «mala propaganda», difundida antes de las elecciones municipales del 31 de marzo.
Las imágenes distraen a la opinión pública del «verdadero problema», aseguró este ingeniero de 42 años a AFP. «Los financiamientos no se utilizan lo suficiente», opinó.