Basado en datos de la Huella Ecológica, que mide los recursos naturales que tenemos y cómo los utilizamos, este año el Overshoot Day o Día del Exceso de la Tierra en Argentina fue el 24 de junio, momento a partir del cual nuestro país agotó los recursos naturales disponibles para todo el año y comenzó a generar una nueva “deuda ambiental”. Nuestros recursos naturales están en números rojos y las urgencias locales no hacen más que taparlos
La asociación Global Footprint Network (GFN) comenzó a calcular en 1990 el impacto de la actividad del ser humano en el planeta. Desde entonces emite el reporte “The Earth’s overshoot day”, que señala el día en que el planeta agota sus recursos ecológicos del año.
Esta iniciativa busca generar conciencia y actúa como indicador global de la velocidad y la voracidad con la que estamos “consumiendo el planeta”. Esta fecha calendario no corresponde a un día fijo sino que se modifica año a año, basada en el consumo y uso que la humanidad realiza de los bienes y servicios naturales y la capacidad de respuesta que tienen los ecosistemas para reponer esos recursos.
El 28 de julio -solo faltan 3 días- es el día en que la Tierra agotará en 2022 la totalidad de su “presupuesto ambiental”. Dicho en otras palabras, es el día en el que se le acaba todo aquello que debería tomar de la naturaleza en un período de 365 días.
Cada país puede medir en base a esa fecha, su propia voracidad ambiental. Los países que más consumen recursos, los más industrializados, entran rápidamente en déficit. Por ejemplo, Qatar consume todos los servicios de sus ecosistemas el 10 de febrero. Los Estados Unidos, el 13 de marzo. Chile es el país de Sudamérica que agota más rápido sus recursos para un año: el 15 de mayo. Ecuador es el país de mejor rendimiento ambiental del continente: sus ecosistemas recién el 6 de diciembre le dicen basta. En el caso de Argentina está un mes por debajo del promedio global.
Qatar consume todos los servicios de sus ecosistemas el 10 de febrero. Los Estados Unidos, el 13 de marzo. Chile es el país de Sudamérica que agota más rápido sus recursos para un año: el 15 de mayo.
“Para nuestro país, la fecha deja en evidencia que si todo el mundo viviera como lo hacemos en Argentina, se necesitarían alrededor de dos planetas para abastecer los recursos naturales que sostienen nuestro sistema de producción y consumo” afirma Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina. Y agrega: “La única manera de retrasar esta fecha es a través de un verdadero cambio en nuestra forma de vida. Desde el modo que consumimos y producimos los alimentos, hasta la manera en que nos movemos, cómo conseguimos nuestra energía e incluso en qué invertimos nuestro dinero. Y si bien todas las personas podemos hacer algo para demorarla, hacen falta también cambios a gran escala desde los gobiernos y el sector privado. Nuestro país, por ejemplo, tiene la posibilidad de aumentar los compromisos asumidos en el Acuerdo de París. Podemos plantear un compromiso mucho más ambicioso de reducción de emisiones si buscamos enfrentar realmente el problema del cambio climático, a través de la inversión en políticas de eficiencia energética o energías renovables, en el transporte, en la construcción e incluso en los sectores agropecuario y forestal”.
En el origen de las especies, Charles Darwin expresaba lo “complejos e inesperados que son los obstáculos y las relaciones entre los seres orgánicos, que tienen que luchar entre sí”. Un ecosistema es una combinación dinámica de plantas, animales y microorganismos que dependen unos de otros en medio de un entorno natural. Se llama “biodiversidad” a todos los elementos vivos nacidos de esas asociaciones.
Los ecosistemas de la Tierra dan a la humanidad toda una serie de beneficios, conocidos como “bienes y servicios ecosistémicos”. Los ecosistemas, por ejemplo, producen alimentos (carne, pescado, hortalizas), agua, combustible y madera, y prestan servicios tales como el suministro de agua, la purificación del aire, el reciclado natural de residuos, la formación del suelo, la polinización y los mecanismos reguladores que la naturaleza, si no se interfiere con ella, utiliza para controlar las condiciones climáticas y las poblaciones de animales, insectos y otros organismos.
Pero actualmente la humanidad, según el estudio, usa un 74% más de lo que los ecosistemas del planeta pueden regenerar.
En el año 1971, el mundo agotó por primera vez sus recursos. Pero en aquel entonces, con el calentamiento todavía relegado, eso ocurrió en diciembre. Desde entonces, ese fecha solo se adelanta. En el año 2000, el tope había llegado en septiembre. En 2005, en agosto. Argentina también sufre ese deterioro en aceleración, sin hallar por ahora un punto de inflexión y retroceso. Desde el 24 de junio, el país funciona con lo que los expertos llaman «gasto ecológico deficitario».
Cómo contribuir para reducir el impacto:
- Poner en práctica la regla de las 4R. Reducí tu consumo y desperdicios al máximo. Reciclá tus residuos, para que sean utilizados como materia prima para la creación de nuevos productos. Reutilizá y Repará objetos para darles un nuevo uso y extender su vida útil antes de desecharlos.
- Ser responsables con los residuos. Hay que darle una adecuada disposición separando aquellos que son reciclables de los que no. Además, una buena alternativa es hacer compost con los residuos orgánicos, para reducir los desechos al máximo.
- Reducir el desperdicio de alimentos. Planificá tus comidas y compras para evitar desperdiciar comida que no utilices. De todos los alimentos producidos aproximadamente el 40% no se consume y terminan en la basura.
- Buscar alternativas sustentables, que permitan compatibilizar nuestros consumos con la conservación de nuestros ambientes naturales.
- Recorrer a pie o en bici todo lo que puedas, así ayudas a reducir el consumo de combustibles fósiles.
- Utilizar con moderación y a conciencia los recursos naturales, como el agua y la energía, porque son bienes escasos.