En un mundo donde la premisa es comprar, usar y tirar, los productos están “programados para morir”. Y muchas veces es más económico adquirir uno nuevo que repararlos. Hoy la industria ‘diseña para el basurero’, lo que implica que los objetos duran cada vez menos y a veces ni siquiera se cuenta con repuestos o las instrucciones para arreglarlos.
“La obsolescencia programada, promueve la sustitución frente a la reparación, ocasionando el agotamiento de los recursos naturales y toneladas de residuos”, señala Leonel Mingo, coordinador de la campaña de clima y energía de Greenpeace.
La industria electrónica, una de las que más utiliza esta práctica, generó en 2019 más de 53 millones de toneladas métricas de basura, según datos de E-Waste Monitor. Y se calcula que para 2030 alcanzará las 74 millones de Tn métricas (un 25% más).
Solo el 17% de los residuos electrónicos en 2019 se recuperaron y reciclaron. Esto significa que el oro, plata, cobre, platino y otros materiales cuyo valor alcanzaría los u$s 57.000 millones -una suma mayor que el PBI de muchos países- fueron en su mayoría vertidos o quemados en lugar de ser recuperados para su tratamiento y reutilización.
La industria de la moda, no se queda atrás. Según datos de Greenpeace España, cada año se fabrican 100 mil millones de prendas de vestir en un planeta con 7.500 millones de habitantes. En promedio, cada persona compra un 60% más de artículos de indumentaria que hace 15 años y los conservan la mitad de tiempo. La moda rápida o “fast fashion” convirtió a la ropa en descartable, generando un grave problema de uso de materias primas y generación de residuos.
Es que la obsolescencia programada no solo es funcional (cuando un producto deja de funcionar), sino también “percibida”, cuando simplemente pasa de moda. Y en este tren de tener y usar “siempre lo último”, la presión económica y psicológica por el consumo es cada vez más asfixiante.
El derecho a reparar
Frente a esta cultura del descarte, surgen en el mundo movimientos en contra de la obsolescencia programada, e impulsores del llamado Derecho a Reparar. En la Unión Europea, desde marzo entró en vigor una ley que obliga a los fabricantes de electrodomésticos y otros productos de electrónica a garantizar que se puedan reparar durante al menos un periodo de diez años.
En Argentina se presentaron en los últimos años diversos proyectos de ley de “responsabilidad extendida”. Uno de los más recientes es el proyecto presentado en 2019, que establece como responsabilidad del productor idear, diseñar y producir de forma que los componentes, productos, bienes y servicios puedan ser reutilizados y valorizados en todas las etapas de su ciclo de vida. En el caso de que los residuos no puedan ser reutilizados, reciclados y/o valorizados, el productor será responsable de su gestión desde la generación hasta su disposición final”, precisa Mingo, de Greenpeace. Sin embargo, esta iniciativa aún no ha tenido avances significativos en el Congreso.
Por el lado de las empresas, algunas ya comenzaron a hacerse cargo de sus equipos tecnológicos en desuso. “En Telecom, se promueve la recuperación de los módems de conectividad y decodificadores para TV, que los clientes pueden devolver en las sucursales o pedir su retiro a domicilio”, comenta María Constanza Ferrer, gerenta de sustentabilidad de la compañía.
“Esos equipos son revisados. Los que pueden recuperarse vuelven al mercado y se gestiona la disposición final de aquellos que no”, detalla Ferrer. También se realizan donaciones de equipamiento informático a escuelas, municipios y organizaciones sociales. “En los últimos dos años donamos 4.500 computadoras a más de 70 organizaciones de todo el país”, señala.
Newsan IN es un programa que apuesta a la economía circular y los negocios inclusivos, impulsado desde la firma que en Argentina fabrica para las marcas Noblex, Atma, Philco, Siam y Sanyo.
“Es el primer servicio técnico del país pensado desde una perspectiva de triple impacto: social, ambiental y económico”, describe Marcela Cominelli, gerenta de Relaciones Institucionales de Newsan. “De esta forma fomentamos la economía circular y el consumo responsable. También damos respuesta a la problemática de los residuos al extender la vida útil de los electrodomésticos y promovemos la inclusión laboral para personas mayores de 45 años, mujeres víctimas de violencia de género y jóvenes sin terminalidad educativa, a quienes capacitamos en el reacondicionamiento de los electrodomésticos”, describe.
El año pasado, con el impulso que dió la pandemia a las compras online, Newsan lanzó junto a Fundación Tzedaká, www.electrosolidario.com.ar, el primer Marketplace de electrónicos reacondicionados y con garantía, que otorga una segunda oportunidad a las personas, a los electrodomésticos y al planeta.
Desde entonces, “las ventas aumentaron exponencialmente: más de 30.000 electrodomésticos fueron reparados, alcanzamos a más de 9.500 consumidores responsables y superamos los $ 40 millones en facturación”, detalla Cominelli.
“Este es un fenómeno producto de los cambios de hábitos. Por un lado, la seguridad de comprar desde casa, y por el otro, la oportunidad que abre el mercado refurbished, brindando la posibilidad de acceder a productos con impacto social, ambiental y a menor precio”, analiza la ejecutiva de Newsan.
Creada en 1999, PC Discount es una de las empresas pioneras en Argentina dedicadas a la reparación y reacondicionamiento de equipos de computación corporativos. “Por entonces las empresas contrataban leasing de equipos informáticos y cada tres o cuatro años los renovaban. En aquel momento, la preocupación sobre qué hacer con los equipos fuera de uso era económica”, dice Alberto Esswein, su fundador.
La compañía comenzó a ofrecer el servicio de Disposición de Activos de Tecnología de la Información (ITAD por sus siglas en inglés). Esto implica “planificar y administrar un proceso de descarte que involucra manipulación y almacenamiento, borrado y destrucción de la información, evaluación y destino final de los dispositivos”, explica Esswein.
Newsan lanzó junto a Fundación Tzedaká, un Marketplace de electrónicos reacondicionados y con garantía, que otorga una segunda oportunidad a las personas, a los electrodomésticos y al planeta.
“Esta alternativa es la más indicada para recuperar los aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE´S) de una manera económica, técnica y ambientalmente más eficiente que el reciclaje”, agrega. Como resultado, los productos refurbished (o “reacondicionados”) se revenden a empresas pymes o a particulares, tras haber sido revisados y reparados.
“Reacondicionamos el 94% de los equipos y reciclamos solo el 6%, separando sus distintos componentes”, detalla el fundador de PC Discount. “Logramos un esquema por el cual las empresas no tienen que pagar por la disposición de activos, ya que nosotros se los compramos porque obtenemos un valor residual. Y en muchos casos, ese dinero es donado a ONGs como Fe y Alegría y Techo, o canjeado por certificados de reducción de emisiones (de gases de invernadero) en el caso de Banco de Bosques, que plantan árboles o recuperan espacios para su re-forestacioń”, explica.
A fines de 2019, luego de trabajar varios años en una compañía de electrodomésticos, Leonardo Bandin lanzó FixUP!, una plataforma digital para la gestión del service técnico de aparatos electrónicos.
La startup ofrece asesoramiento especializado para reparar smartphones, computadoras, tablets, consolas de juego, impresoras y Smart TV, entre otros, con la posibilidad de acceder a un presupuesto por el arreglo en forma online y gratuita. Desde la cuarentena, la demanda del servicio aumentó un 300%.
La compañía cuenta actualmente con 32 centros de servicio y más de 80 receptorías a lo largo del país. “Tratamos de reparar y devolver los dispositivos dentro de las 24 horas en el 85% de los casos. Y ofrecemos 100 días de garantía, afirma el emprendedor.
“A partir de reparar y optimizar el uso de los dispositivos, buscamos duplicar y a veces triplicar la vida útil de los dispositivos, evitando que se conviertan en basura electrónica”, apunta Bandin y adelanta que próximamente planea articular alianzas con ONGs y cooperativas de recuperadores, para capacitar a jóvenes en la reparación de estos equipos. Se trata de revalorizar a los dispositivos y, también, a las personas.
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