El término deriva del griego y está formado por bios=vida, philias=amor. Literalmente es el “Amor por la vida” y se aplica al amor por todas las cosas vivas o de la Naturaleza. El concepto se desarrolló a partir de la psicología. Más tarde fue tomado por arquitectos, biólogos y científicos como Stephen Kellert, profesor de ecología social de la Universidad de Yale considerado el “Godfather of Biophila” y creador del “diseño ecológico”.
Kellert investigó cómo se relacionan las personas con la naturaleza en todas sus dimensiones, incluyendo lo espiritual, lo estético y la salud. En sus estudios concluye que, si el hombre evolucionó desde la antigüedad con un sentimiento de pertenencia y en relación directa con su entorno natural, el alejamiento del mismo es un comportamiento que no favorece su desarrollo, ya que la biodiversidad es fundamental para la vida.
Justamente son los espacios urbanos en donde más se ha visto esta involución. La buena noticia es que algo está cambiando y esto es evidente en las ciudades biofílicas.
Impulsada por los ciudadanos que desean disfrutar de los beneficios de estar en contacto con la naturaleza y ejercer su derecho de vivir en un espacio saludable, las políticas públicas estarían evolucionando con un sentido más ecológico, para responder a los intereses de la sociedad.
La finalidad es contar con “ciudades verdes” donde se incorporen mayores superficies de elementos naturales (plantas, piedras, agua, luz solar, etc.) en los diseños de los espacios, tanto públicos como privados. Esto tiene como consecuencia directa numerosos beneficios para la salud y la calidad de vida de sus habitantes.
El camino es gradual, pero el objetivo es claro. Se considera que una ciudad es biofílica cuando cuenta con:
- Aumento considerable de la superficie cubierta por plantas como parques, jardines, huertos, terrazas verdes, paisajismo vertical, etc.
- Acceso a espacios verdes transitando menos de 200 metros.
- Usabilidad responsable de las zonas verdes para recreación, actividad física, paseos, etc.
- Administración comprometida con la causa ambiental y el diseño biofílico.
- Educación ciudadana para colaborar en la conservación y el cuidado.
La clave para la evolución hacia una ciudad biofílica es no solamente tener más espacios verdes, sino cambiar la forma en que sus habitantes se conectan con ellos.
Entender a la ciudad no como un lugar donde se visitan sitios con elementos naturales, sino como una zona de pertenencia donde los ciudadanos viven en la naturaleza, formando un ecosistema biodiverso.
Este cambio de paradigma tiene que acompañarse con la combinación más beneficiosa y eficiente entre la naturaleza y los proyectos de planificación, diseño urbano y arquitectónico. Es un desafío al que están apuntando numerosas ciudades en el mundo.
La clave para la evolución hacia una ciudad biofílica es no solamente tener más espacios verdes, sino cambiar la forma en que sus habitantes se conectan con ellos.
Red de ciudades biofílicas
De la mano del Dr. Tim Beatley, fundador y director de Biophilic Cities, se está llevando adelante un movimiento global por un urbanismo más verde. En él se recopilan experiencias de las ciudades biofílicas, sus cambios y sus avances.
Algunas de ellas son:
Vitoria-Gasteiz, País Vasco, España
Esta localidad del País Vasco es la ciudad española con mayor cantidad de zonas verdes por habitante y fue distinguida Capital Verde Europea en 2012.
El gobierno local lleva adelante un ambicioso plan de ampliación de sus espacios naturales. Su proyecto más destacado es el “Anillo Verde” que rodea al área urbana y que entrelaza una serie de parques a través de una red de paseos ecológicos.
Portland, Oregon, EE.UU.
Portland es considerada como una de las ciudades biofílicas más exitosas y una de las más ecológicas del país. Esto es el resultado de sus políticas públicas de planificación consciente y respetuosa de la naturaleza.
Entre sus iniciativas verdes se encuentran la reducción de la impermeabilización de calles para una mejor infiltración de las aguas pluviales y la limitación del crecimiento urbano sobre el entorno natural. Desde hace años la ciudad mantiene la tasa más alta del país de superficie de parques per cápita.
Singapur
Este país tiene una larga tradición en proyectos de integración de la naturaleza en el espacio urbano.
La ciudad cuenta con una red de senderos ecológicos, que conectan gran cantidad de zonas verdes, y con innumerables intervenciones en edificios públicos y privados. Con el aumento de parques, jardines verticales y cubiertas vegetales en terrazas han logrado aumentar las áreas verdes del 36% al 47%. Esto contribuye a mitigar el calentamiento de la ciudad con sus consecuentes beneficios económicos y de salud.