El desperdicio de comida se ha convertido en un hábito peligroso: comprar más de lo necesario en el supermercado, dejar estropear las frutas y vegetales en casa o pedir más de lo que podemos comer en el restaurante.
Cada año, cerca de la tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo se pierde o se desperdicia. En los países en desarrollo, un 40% de las pérdidas ocurre en las etapas de poscosecha y procesamiento. Esto es lo que se denomina pérdidas de alimentos. En los países industrializados, el mismo porcentaje (40%) de las pérdidas se produce a nivel del comercio minorista y del consumidor; tirar alimentos que no son vendidos o que no son consumidos en el hogar, restaurantes o cafeterías se llama desperdicio de comida.
Ya sea que se pierdan o se desperdicien, todos los recursos que se utilizan para producir este alimento, incluidos el agua, la tierra, la energía, la mano de obra y el capital, son malgastados. Además, la eliminación de estos alimentos en vertederos genera emisiones de gases de efecto invernadero, lo que contribuye al cambio climático.
Cada año, cerca de la tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo se pierde o se desperdicia.
Se requieren acciones a nivel mundial y local para maximizar el uso de los alimentos que producimos. La introducción de tecnologías, soluciones innovadoras (incluidas plataformas de comercio electrónico para marketing, sistemas móviles de procesamiento de alimentos retráctiles), nuevas formas de trabajo y buenas prácticas para gestionar la calidad de los alimentos y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos son clave para implementar este cambio transformador.
Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos requiere la atención y las acciones de todos, desde los productores de alimentos hasta las partes interesadas de la cadena de suministro, las industrias alimentarias, los minoristas y los consumidores.
Sin duda será un gran desafío incorporar hábitos que contribuyan a lograr metas de consumo y producción responsables, para luchar contra el hambre y el cambio climático.