La pandemia ha puesto de relieve la necesidad de cambios urgentes en la forma en la que convivimos con el planeta. Entre ellas, la de una aviación más limpia y menos dañina para el medioambiente ya que, se estima, la aeronavegación es responsable por casi el 3% de la emisiones mundiales de CO2.
En ese marco, la compañía europea Airbus, que enfrenta la mayor crisis de su historia, se propone revolucionar el mercado con un nuevo enfoque ambiental: aviones propulsados por hidrógeno líquido, una tecnología disruptiva de cero emisiones con el potencial de reducir las emisiones de los aviones hasta en un 50%.
El ambicioso objetivo propone tener a los aviones volando en el año 2035. Para eso Airbus deberá lanzar el programa de aviones ZEROe para 2025. Este período de tiempo dará a sus ingenieros la posibilidad de madurar todas las tecnologías de hidrógeno necesarias. En los próximos meses, se estima que se lanzarán formalmente varios programas de demostración de hidrógeno, que probarán tecnologías de pila de combustible de hidrógeno y combustión de hidrógeno respectivamente. Se estima que un prototipo de avión a gran escala llegará a fines de la década de 2020.
“Hace tan solo cinco años, la propulsión de hidrógeno ni siquiera estaba en nuestro radar como una vía viable de tecnología de reducción de emisiones. Hoy, estamos entusiasmados con el increíble potencial que ofrece el hidrógeno a la aviación en términos de reducción de emisiones disruptivas”.
Glenn Llewellyn, vicepresidente de Airbus
A primera vista, los tres aviones “conceptuales” de Airbus presentados recientemente ofrecen poco más que una sensación de déja vu. Uno luce notablemente similar a un avión comercial clásico, excepto que tiene alas más largas y flexibles. Otro se parece a un avión de pasajeros con turbohélice con su disposición de hélices de seis palas. Y el tercero es un «cuerpo de ala combinada», un diseño revolucionario de gran atracción entre los ingenieros. Pero con unas mirada más cercana, el trío presenta una diferencia revolucionaria en comparación con sus predecesores: la propulsión de hidrógeno.
“Hace tan solo cinco años, la propulsión de hidrógeno ni siquiera estaba en nuestro radar como una vía posible de tecnología de reducción de emisiones”, explica Glenn Llewellyn, vicepresidente de Airbus, Zero-Emission Aircraft. “Pero hoy estamos entusiasmados con el increíble potencial que ofrece el hidrógeno a la aviación en términos de reducción de emisiones disruptivas”.
El diseño y la fabricación del avión no son los únicos desafíos a los que se enfrenta la aviación limpia: para hacer frente a estos retos en las operaciones diarias, “los aeropuertos van a requerir importantes infraestructuras de transporte y repostaje de hidrógeno”, reconoce el fabricante europeo.