Cada vez más, los consumidores eligen a las marcas a partir de los valores, las acciones y soluciones que le aportan a la sociedad. Por eso, en la actualidad, muchas compañías y organizaciones redefinen el sentido del éxito en la economía y enfocan sus esfuerzos hacia un modelo de economía circular que tiene en cuenta el ciclo de vida del producto para que los materiales utilizados en su fabricación puedan ser reparados, sustituidos o mejorados, y que también admitan el reciclado, reduciendo su impacto ambiental.
Las empresas de triple impacto, además de la rentabilidad financiera, tienen como objetivo generar un impacto social en las comunidades y un impacto ambiental desarrollando prácticas que contribuyan a la mitigación del cambio climático. Aquellas empresas que incorporan estos tres factores se consideran como de triple impacto o Empresas B.
La certificación como Empresa B es otorgada por la ONG de origen estadounidense B Lab. En la Argentina, se la puede tramitar desde 2012.
Las Empresas B miden los impactos que generan sus acciones en sus grupos y ámbitos de interés: Trabajadores, Comunidad (proveedores-distribuidores), Medioambiente y Gobernanza, y se comprometen a mejorar de forma continua y a operar con altos estándares de desempeño y transparencia. Este nuevo tipo de empresa amplía, además, el deber fiduciario de sus accionistas y gestores en sus estatutos para incorporar intereses no financieros de largo plazo.
Las empresas de triple impacto, además de la rentabilidad financiera, tienen como objetivo generar un impacto social en las comunidades y un impacto ambiental con prácticas que contribuyan a la mitigación del cambio climático.
Para ser B es necesario dar tres pasos fundamentales. El primero es definir un propósito que genere un impacto positivo para la sociedad y el ambiente, más allá de la generación de ganancias.
El segundo implica un compromiso legal, que se expresará en el estatuto de la empresa incorporando las cláusulas que manifiesten el impacto positivo que se quiere generar, un propósito por el cual deberán velar los accionistas e inversores.
Como tercer paso, la empresa debe completar la «Evaluación de Impacto B», auto diagnóstico que se realiza a través de una herramienta de gestión online, gratuita y confidencial, y que permite conocer el impacto socioambiental de la empresa.
La certificación como Empresa B le otorga un valor agregado a nivel comercial y un mejor posicionamiento de la marca, además de atraer talentos, ya que hoy más que nunca las nuevas generaciones quieren trabajar en un lugar en donde exista un propósito que los identifique.
En el mundo hay más de 3.500 Empresas B certificadas, en más de 74 países. Entre ellas se encuentran Aguas Danone Argentina, Patagonia, Natura, Creppes & Waffles, Chocolates Pacarí, entre otras.