Para hacer una huerta solamente precisamos ganas de hacerla, ya sea en el fondo del terreno o del patio, o en cajones, macetas o tarros, en los balcones. Necesitamos que le de bien el sol, tener agua potable cerca, semillas y algunas herramientas muy básicas como pala de punta, rastrillo y azada.
A modo de ejemplo, el cultivo de tomates es uno de los más sencillos de obtener en la huerta hogareña. Algunos datos a tener en cuenta:
Para siembra directa en la tierra, la mejor época es el final de la primavera. Se esparcen las semillas y se cubren con 1 cm de tierra. Luego se cubre la zona con manta o lámina de plástico para fomentar el clima ideal, asemejándolo a un invernadero.
Para siembra en almácigo, el proceso puede iniciarse junto con la primavera. Se colocan dos o tres semillas en una bandeja de alvéolos o maceta pequeña previamente cubierta con turba. Se cubre también con un plástico, permitiendo que haya ventilación. Luego de 2 o 3 semanas, se trasplanta a la huerta.
Para cultivarlos en macetas, estas deben tener un mínimo de 40 cm de profundidad y una capacidad de alrededor de 20 litros.
No hay que regar con mucha frecuencia, pero en cambio sí debe ser abundante cuando se realiza. No hay que mojar las hojas.
El tomate es una planta trepadora: por eso se recomienda podarla a los 15 días del trasplante, eliminando los primeros tallos laterales y las hojas más viejas, ayudando a airear el cuello de la planta y hay que aprovechar para atarla o estaquearla. Para obtener tomates más grandes y de mejor calidad es recomendable quitar los brotes que se asoman entre las axilas de las hojas.
El cultivo de tomates es uno de los más sencillos de obtener en la huerta hogareña. Las plantas necesitan seis horas de sol y riego abundante, aunque no demasiado frecuente.
Se cosecha en unas 10 a 12 semanas desde la siembra, de forma escalonada: a medida que maduren, y buscando adelantarnos a las primeras heladas que los dañarían.
El tomate es rico en vitamina C y contiene también vitamina A (que favorece la visión), K (ayuda a controlar la coagulación y circulación sanguínea), hierro y potasio. 200 gramos de tomate cubren el 25% de nuestras necesidades de ácido fólico. Posee cualidades antioxidantes, por lo cual mejora el estado de la piel, el pelo y los dientes. También contiene elevadas cantidades de ácido glutámico, un aminoácido con la capacidad de potenciar los sabores: su combinación de matices ácidos y dulces se expresa mejor gracias a esta cualidad. Queda bien con berenjenas, pimientos, ajos, cebollas, aceitunas y apio.
Existe gran cantidad de verduras y hortalizas que resultan muy sencillas de cosechar en una huerta familiar. Solo se trata de decidirse y obtener el impulso y la constancia necesaria.